
Este monovolumen compacto, basado en la plataforma y mecánicas del desaparecido Citroën Xsara, se presentó a finales de 1999 y se empezó a vender en España en enero de 2000. Su objetivo era competir contra los Renault Scénic, Fiat Multipla y Opel Zafira. La gama inicial ofrecía un motor diesel 2.0 HDI de 90 CV y dos gasolina: 1.6 de 95 CV y 1.8 de 117 CV, todos con cambio manual. En 2003, se suma un 2.0 gasolina de 138 CV con cambio automático -además, estrena el ESP- y un 1.6 de 110 CV que reemplaza al de 90. En febrero de 2004, llega un nuevo 1.6 HDI diesel de 110 CV y retoques estéticos -faros, paragolpes…- y, en 2005, se añade un HDI de 92 CV.
El diseño es lo que más le afecta
Sigue destacando por su diseño redondeado y amplias ventanas -tiene muy buena visibilidad-. Además, ofrece una razonable aerodinámica -con un Cx de 0,33; eso permite que el ruido del aire no se escuche mucho en autopista- y una buena accesibilidad -las puertas son grandes-. Sin embargo, no deja de ser un veterano… y sólo lo hay en cinco colores -eso sí, todos gratis-.
Interior correcto y amplio
Por espacio interior, el Citroën ‘resiste’ bien frente a modelos más modernos: tiene cinco plazas con asientos individuales -ligeramente blandos- y cuenta con una muy buena amplitud, además de un gran maletero de 550 litros. Las tres butacas traseras no se pueden ocultar bajo el piso, como en rivales más recientes, pero sí las puedes desenganchar del suelo. Por calidad, cumple: hay mucho plástico pero de buen tacto; las palancas del volante son algo más frágiles. Ojo: no lleva cuentarrevoluciones.
Sólo tres motores
Desde 2006 hay un gasolina de 110 CV y dos 1.6 diesel de 92 y 110 CV, todos bastante modernos. El más interesante es el diesel de 110 CV: cuesta 1.400 – más que el de 92, pero es mucho más rápido -0 a 100 en 10,8 seg.- y sólo gasta 5,1 l/100 km.
Muy cómodo en carretera
Aún sigue destacando por su comodidad: la suspensión es blandita y filtra muy bien las irregularidades. Además, los motores diesel no son nada ruidosos y el sonido del aire también está bien filtrado. En autopista, el Xsara Picasso es cómodo y estable; sin embargo, en carreteras de curvas, balancea demasiado y no va tan bien: no olvides elegir la opción del ESP. El tacto del cambio manual es algo desagradable e impreciso.
El equipamiento no es muy amplio
Comparado con el moderno C4 Picasso, el Xsara Picasso no puede llevar airbags de cortina, climatizador bizona, faros de xenón, cuero, techo panorámico, Blueooth o control de aparcamiento. Eso sí, de serie incluye lo imprescindible: aire acondicionado, cuatro airbags, ordenador de a bordo, control de velocidad, dirección asistida o elev. eléctricos delanteros.
Su ventaja es el precio
Su mayor baza: para hacerse una idea, basta decir que, en la actualidad, la versión más básica sale por sólo 13.520 – -gracias a sus enormes descuentos-… y que, cuando el modelo se presentó hace diez años, tenía una versión de acceso de potencia similar por casi 16.000 euros.
Conclusión
Continúa siendo una compra recomendable… por precio y espacio -no hay ningún otro rival que nuevo cueste igual-. Además, cumple en seguridad -cuatro estrellas EuroNCAP y ESP opcional-.