
Parece como si hiciera siglos desde que el primer SLK se desvelara en 1996. También ayuda el hecho de que, desde entonces, sólo se ha pasado el testigo a una segunda generación. Pero en breve eso va a cambiar.
Por fuera, el nuevo SLK Roadster sigue en la línea Mercedes de toda la vida: Capó enorme que, en consecuencia, retrasa el habitáculo… y reduce el maletero a la mínima expresión. Por otra parte, la firma alemana reitera las directrices de diseño para el frontal, pues el del SLK Roadster recuerda sobremanera a los de los SLS y CLS. Esto significa que al SLK Roadster le corresponde llevar una estrella gigante en el radiador, en vez de la pequeña insignia sobre el capó. Sucede lo mismo en la trasera: No faltan los pilotos con tecnología LED, un equipamiento que se ha vuelto de rigor de un tiempo a esta parte.
No obstante, ninguna de estas características exteriores conlleva una penalización aerodinámica: El Cx del nuevo descapotable es de o,30, frente al coeficiente de 0,32 que arrojaba el anterior SLK.
Por dentro, el nuevo SLK sigue haciendo guiños a sus hermanos: Es el caso de los conductos de ventilación que sobresalen en el salpicadero, herencia del SLS. En general, los instrumentos redondos son la tónica en el interior del SLK Roadster, enmarcando el display situado en la consola central -para las funciones de entretenimiento y comunicación-. Por lo demás, y de forma opcional, destaca la tapicería de cuero reflectante, con la que no nos achicharraremos si dejamos nuestro descapotable descubierto con un Sol de justicia. El cuero también aparece en el forro del volante multifunción. Por último, las molduras van en aluminio, pero habrá opciones como la madera de nogal.
El sistema Airscarf que Mercedes introdujo en su segunda generación sigue presente: Este invento proporciona una corriente de calor sobre los hombros y la nuca, de forma que se pueda rodar a techo descubierto sin sufrir el frío.
El sistema «Magic Sky Control» para el techo retráctil es único en su especie, con la posibilidad de oscurecerlo o aclararlo mediante un botón. ¿Y eso qué utilidad tiene?, cabe preguntarse. Con él, es posible mantener la sensación de rodar descubiertos pero sin que la radiación solar penetre continuamente y notemos el calor. Pero ojo, el techo de serie ni siquiera es panorámico. Sencillamente existe las opciones de montar un techo tintado y, en última instancia, de montar un techo como el descrito. Ya en su lanzamiento hace catorce años el del SLK fue el primer techo duro retráctil para un roadster. Por su parte, ahora el paravientos se llama «Airguide» y su composición en dos láminas es regulable por los pasajeros.
En el apartado mecánico, el SLK se dispone a ser comercializado en cuatro motorizaciones BlueEfficiency. Los SLK 200 de 184 CV y SLK 250 de 204 CV echan mano de la caja de cambios automática 7-G Tronic Plus (opcional en el 200 y de serie en el 250). Ambas versiones alcanzan los 240 km/h, si bien el 250 tarda un poquito menos en acelerar de 0 a 100 (6,6 por los 7 segundos del 200). Un escalón por encima se situará el SLK 250 BlueEfficiency, un motor V6 de inyección directa de gasolina y nada menos que 306 CV. Sin embargo, la velocidad máxima sigue sin superar los 250 km/h. Por lo demás, el tren de rodaje ha sido optimizado en busca de la rigidez, pero de forma opcional podemos montar un sistema de amortiguación regulable electrónicamente.
Por supuesto, el SLK vendrá con todas las invenciones que Mercedes ha patentado en materia de seguridad: PreSafe para frenar por sí solo en caso de previsible colisión inevitable, Attention Assist para alertar al conductor si una centralita detecta que está siendo vencido por el sueño, indicador de límites de velocidad y hasta cinco opciones de alumbrado que se activan de forma inteligente según convengan.
¿Podrá con los BMW Z4 y Audi TT? Mejor no apostar contra el último Mercedes.
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