Solidaridad, obediencia, ahorro y seguridad

Solidaridad con Japón tras el Apocalipsis sobrevenido. Conocida la serenidad, fuerza y talento del pueblo japonés, es de esperar la normalización de su país en todos los aspectos y la pronta recuperación de sus fábricas de automoción, para no frenar la ejemplar aportación nipona al parque mundial de vehículos. Obediencia es palabra indiscutible ante las […]


Solidaridad con Japón tras el Apocalipsis sobrevenido. Conocida la serenidad, fuerza y talento del pueblo japonés, es de esperar la normalización de su país en todos los aspectos y la pronta recuperación de sus fábricas de automoción, para no frenar la ejemplar aportación nipona al parque mundial de vehículos.

Obediencia es palabra indiscutible ante las disposiciones del Estado para limitar la velocidad de circulación a los 110 km/h. Las normas del Estado deben respetarse siempre porque son de obligado cumplimiento, sin embargo, cuando el legislador las intenta justificar con explicaciones y éstas son erróneas, al ser criticadas con razones claras por reconocidos expertos, los ciudadanos se sumergen en la confusión. Más valdría no intentar explicarlas, para evitar dar pie a controversias y dudas. Si se ha dispuesto la limitación y además se recuerda con señales de tráfico, es inexcusable la obediencia, aunque, en su fuero interno, muchos conductores rechacen la veracidad de su eficacia como ahorro de combustible.

Ahorro. La situación de las petroleras por los conflictos armados y su repercusión en el precio de los combustibles hace evidente la absoluta necesidad de ahorro. Es imprescindible la mejor voluntad cívica y actuaciones coherentes con la mecánica y la lógica. Por desgracia, en algunos automóviles el circular a 110 km/h no significa ahorro óptimo porque en muchos casos obliga a engranar una marcha inferior de la caja de cambio. Con una marcha en sexta, en vez de en quinta, gastaría menos, aunque … se pasaría de los 110 km/h. Pero también es posible reducir el consumo de combustible parando el motor en los semáforos cuando la parada supere los dos minutos, manteniendo la presión correcta en los neumáticos con frecuente comprobación, no cargando equipaje sobre el techo, manteniendo el coche en perfecto estado, perfeccionando las propias cualidades como conductor…  Y, a escala masiva, favoreciendo la compra de coches nuevos y achatarrando los obsoletos por derrochadores y menos seguros.

Seguridad. En este sentido de la seguridad y ayuda al ahorro, insisto en recomendar el Curso de Gestión del Estrés al Volante, impartido por ahora en un auditorio de esta empresa editorial, pero abierto a otras entidades. Con sólo cuatro horas de práctica se adquiere un sorprendente dominio físico muy favorable para la conducción. Un curso útil para la seguridad en el manejo del vehículo y dominar las sorpresas en el tráfico. No es pasión de padre: El doctor Luis Hernández os ofrecerá unos conocimientos muy rentables para conductores y para otros órdenes de la vida.

Por otra parte, nuestro grupo editorial también aporta su buena voluntad en beneficio de la seguridad: Colaboración con el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) en sus cursos de conducción, equivalentes casi a un doctorado de habilidad al volante.

Otras entidades y ases del volante practican la misma buena voluntad de perfeccionar magistralmente el arte de conducir como medida de seguridad. Por ejemplo, el Club CEA (Comisariado Europeo del Automóvil) en Jerez de la Frontera, con la dirección de Paco Costa; el Race, en el Jarama; Jaime Sornosa en Bereimuel, su pista segoviana; Joan Arnellas y su hermano Pedro, en el circuito de Albacete…

Todos debemos empeñarnos en fomentar la Solidaridad, la Obediencia, el Ahorro y la Seguridad. Hoy por hoy, son cuatro palabras clave en el sector del Motor.

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