Después de conducir el Outback 2.0 Boxer Diesel Lineartronic por autopistas, carreteras de diverso orden y caminos forestales del oeste de Eslovenia y el noreste de Italia, la conclusión es clara: Subaru ha mantenido las cualidades camperas que han dado fama a este modelo sin renunciar a mejorar algunos aspectos clave para hacerlo más atractivo a un mayor número de clientes.
La quinta generación del Subaru Outback llegará a España con dos motores: 2.5 de gasolina y 2.0 turbodiésel, ambos profundamente modificados para mejorar sus consumos y cumplir con la normativa de emisiones Euro 6. Además, el diésel podrá disponer por primera vez de una caja de cambios automática, un desarrollo propio de Subaru con arquitectura de CVT (transmisión de relaciones constantemente variables) que en la práctica se comporta como un cambio de relaciones fijas.
Por fuera, encontramos un familiar discreto y elegante en el que solo las taloneras de plástico reforzado con el acabado negro inyectado en el material delatan su carácter campero… eso y los 20 centímetros de altura libre al suelo, la tracción total realmente permanente, unos neumáticos con más de 14 centímetros de flanco, un recorrido de suspensiones relativamente amplio y un control de tracción específico para campo que integra el control de descenso de pendientes; muy buenos argumentos para quien necesite un verdadero todocamino.
Pese a conformarse con 150 CV, el bóxer tetracilíndrico mueve con alegría al Outback y da la sensación de entregar un buen puñado de caballos extra. El cambio CVT, específicamente desarrollado para aguantar los 350 Nm del motor diésel, tiene un comportamiento completamente diferente al hasta ahora ofrecido asociado al Outback 2.5 de gasolina. Por un lado, resulta sorprendentemente agradable su capacidad para salir desde parado con dinamismo, uno de los puntos débiles del anterior Outback 2.5 Lineartronic; por otro, echamos de menos la posibilidad de aprovechar la principal ventaja de un cambio “de poleas”, que no es otra que poder rodar al régimen de par máximo o al de potencia máxima independientemente de la velocidad, algo que no se produce ni siquiera cuando circulamos en modo D.
Eyesight: A un paso de la conducción autónoma
Pero el cambio Lineartronic lleva además aparejado un interesante incentivo: el sistema EyeSight (que podríamos traducir como “el alcance de la vista”). El nombre le viene como anillo al dedo porque el núcleo de este sistema son dos cámaras estereoscópicas en color estratégicamente montadas flanqueando el retrovisor interior. Estas cámaras son capaces de identificar los objetos que se encuentran hasta 110 metros por delante de nuestro vehículo y en un radio de 35º. De este modo, podemos disponer de un control de crucero adaptativo que funciona con extrema progresividad y un sistema de frenada de emergencia que se ha mostrado muy eficaz tanto en las pruebas de EuroNCAP como en una breve demostración en la que el vehículo frenaba autónomamente un metro antes de que nos empotráramos contra una pared de corcho blanco. Frente a los sistemas similares de sus competidores basados en radar, presenta el inconveniente de ser más vulnerable a las inclemencias meteorológicas (especialmente la niebla), pero se trata en cualquier caso de un extra muy interesante para un automóvil de su precio.
Ah, sí; los precios. La gama arranca en los 32.900 euros del 2.0 Boxer Diesel con acabado Sport y se cierra en los 39.900 del Executive Plus con cambio Lineartronic, independientemente de que elijamos el motor diésel o el 2.5 de gasolina, que ofrece 175 CV.
Recuerda que podrás encontrar más información de este vehículo en el número 177 de la revista Fórmula TodoTerreno.
Fotos del Subaru outback 2015
Vídeos del Subaru Outback 2015
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