No vamos ha desvelar ahora ningún secreto al querer subrayar las similitudes estéticas del gran Tata con el Land Rover Discovery II.
Posiblemente, los ingenieros indios, cuando empezaron a desarrollar el producto, pensaron que para ofrecer una excelente habitabilidad y además una capacidad de hasta siete pasajeros, las líneas del británico podrían ser una buena referencia.
En cuanto a esta nueva entrega, los cambios realizados son sutiles y entre ellos destacan las nuevas ópticas, que han dado paso a una parrilla frontal más grande y un decorativo protector de cárter.
El resultado final es un diseño mucho más moderno y de mayor calidad. Atrás, los cambios son menos importantes y destaca la reubicación de las ópticas dentro del parachoques, ahora más vulnerables éstas a las maniobras de aparcamiento.
Habitáculo 8 ptos.
Aquí tampoco hay cambios significativos en cuanto a concepción y diseño.
El habitáculo se sigue mostrando muy generoso en habitabilidad, y se mantienen los asientos supletorios en el maletero, que permiten acomodar, así, hasta siete ocupantes.
Aunque será aconsejable que las dos últimas plazas sean para los niños, pues las banquetas abatibles, si bien no roban mucho espacio al maletero cuando están plegadas, no resultan excesivamente generosas en tamaño y mullido.
Tampoco tienen cinturones de seguridad, lo que hace desaconjable su uso. En cuanto al maletero, se muestra como una gran caverna en la que cargar cualquier objeto por voluminoso que sea. A ello contribuye también el portón trasero de apertura lateral.
Así, las mayores diferencias encontradas en el interior se centran en la mejor calidad de los materiales empleados, así como de los mecanismos de la instrumentación.
Motor 6 ptos.
Éste es el elemento que más necesitaba una puesta al día.
Su reducida cilindrada, de tan sólo dos litros, y su obsoleta tecnología de inyección indirecta no otorgaban al Tata las cualidades suficientes como para permitir desenvolverse con la suficiente soltura.
En esta última entrega y ya bajo la denominación de Grand Safari, el fabricante indio ha tirado de veta y de su cadena de producción de camiones ligeros ha desviado para este 4×4 un motor de tres litros de cilindrada, que se beneficia de la tecnología de inyección directa por conducto único.
El resultado, sin ser brillante, se ha mostrado suficientemente sobrado para dotar al Grand Safari de un dinamismo absolutamente desconocido en anteriores entregas. Así, ahora rodar por el carril izquierdo de cualquier autovía es algo posible para este 4×4, sin olvidar, también, el comportamiento más seguro y dinámico en carretera de montaña que se logra disponiendo de una mínima reserva de par.
Aunque tres litros es mucha cilindrada para sólo 115 CV, algo sí está claro: la fiabilidad de este generoso bloque motor está más que garantizada para muchos cientos de miles de kilómetros.
Transmisión 6 ptos.
En este apartado no hay novedades. Cambio manual de cinco velocidades y transmisión 4×2 con 4×4 conectable sin diferencial central, pero con reductora y un autoblocante no muy funcional. El conjunto es clásico y se muestra suficiente para las necesidades del vehículo.
Sólo ha cambiado la posición del selector del 4×4, antes situado al lado del freno de mano y ahora diminuto y poco visible tras el volante.
Suspensiones 6 ptos.
Se ha mantenido el esquema mixto de eje independiente para el tren delantero y eje rígido para el trasero. Destaca una suspensión muy mórbida, pensada más para el confort de los ocupantes, pero que, pese a todo, admite cierto nivel de conducción ágil gracias a los buenos recorridos libres que presenta.
El sistema de frenos es correcto en su planteamiento y en cuanto al funcionamiento del ABS, pero la asistencia de la bomba es escasa; hay que aplicar bastante presión sobre el pedal (y tener cuidado al dosificarla) para conseguir, sin problemas, detener el vehículo.
Por dentro y por fuera
La suspensión colabora con el trabajo del gran Tata en campo ofreciendo unos aprovechables recorridos libres..
En el interior prácticamente no se han observado cambios en cuanto a su diseño.
El abatimiento asimétrico permite aumentar la capacidad de carga del maletero.
Los traspuntines traseros ocupan poco espacio, pero son también poco cómodos.
El selector del 4×4 ha disminuido de tamaño y es poco manejable, ya que se ha escondido tras el volante. Curioso resulta el lujo «asiático» del lector del DVD para las plazas traseras.
Muy práctico y bien integrado resulta el escalón para el acceso a la tercera fila de asientos o el manejo de bultos en la baca.
El maletero se muestra como una gran caverna que permite cargar casi todo.
En el capó del Tata hay luz, amortiguadores y aislamiento acústico y térmico.
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Cómo va
El manejo del Safari estaba condicionado por el tamaño de éste y su modesta mecánica.
Ahora, con la mayor reserva de potencia, el nuevo Grand Safari se muestra como un vehículo mucho más aprovechable fuera y dentro del asfalto. Su motor de tres litros ha sido el gran protagonista de esta radical mejora.
Pero también lo es de su particular comportamiento. Así, de nuevo, el manejo del cambio sigue siendo el elemento partícipe de estos mejores resultados. El motor sólo funciona entre las 2.000 y las 3.000 vueltas, momentos de la entrega de par y potencia máximos y, aunque se puede estirar más por arriba, esto no sirve de mucho, con lo que la banda de utilización es muy estrecha y obliga a estar pendiente del cambio en todo momento.
Éste, además, también tiene su propia personalidad y dos tramos diferenciados y distanciados, pero aprovechables en diferentes ocasiones. La primera y segunda son muy cortas. Así, rampas y caminos empinados no son problema.
Por el otro lado, la tercera describe un gran salto que deja a ésta, a la cuarta y quinta sólo para situaciones favorables. En campo, el uso de reductoras es lo más aconsejable, pese a las dos cortas primeras marchas, pues así dispondremos de más gama, ya que los fuertes repechos nos impedirán pasar de segunda en largas.
Mientras, en situaciones límite de pasos de obstáculos o vadeos, el Grand Safari resuelve con cierta naturalidad pese a su tamaño, voladizos, paso ventral y escaso ángulo de giro.
Ficha técnica y gama
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Hoja de Taller/Equipamiento, Seguridad y Funcional
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El Rival

Mitsubishi Montero Sahel 5p: El único rival de siete plazas y poco más de 100 CV que tiene el Grand Safari es el Montero Sahel, superior en muchos aspectos (precio incluido) al TT indio.Motor: 2.477 cm3.Potencia: 115 CV a 4.000 rpm Par: 240 Nm a 2.000 rpm Reductora: sí Velocidad máxima: 150 km/h Precio: 28.800 euros
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Por fuera
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