Según el testimonio del periodista John Broder, el Tesla S que estaba probando le indicaba que todavía tenía 127 km de autonomía, cuando sólo le quedaban 96 km. Esto le obligó a detenerse y pedir ser remolcado hasta la superestación de carga de la marca más cercana, ya que no le quedaba energía para llegar hasta ella con el coche.
Pero Elon Musk tiene razones para no creer a Broder. Desde que el programa británico Top Gear manipulara la prueba de un Tesla para hacerlo quedar mal, todas las unidades de prueba cuentan con un software que registra la velocidad a la que se circula, el consumo energético, el estado de las baterías… Musk ha publicado en la web de Tesla los datos recogidos en la unidad cedida a Broder, y su conclusión a la luz de la información que manejan es que Broder gastó a propósito la energía del vehículo dando vueltas a un aparcamiento, antes de dirigirse a una estación de carga próxima, en Milford (Connecticut). Es más, otras muchas afirmaciones del periodista no concuerdan: Por ejemplo, dice que bajó la calefacción cuando quedó registrado que la subió.
John Broder ha contestado a su vez a Tesla en su blog, indicando que llamó hasta doce veces a la marca para que le ayudaran a conservar la autonomía, y que llegaron a darle un consejo contraproducente: Que, para acondicionar la batería, se detuviera y pasara media hora con la calefacción encendida a un nivel bajo. Según Broder, esto se llevó de un plumazo otro 24 % de autonomía. En cuanto a las vueltas al aparcamiento, Broder las identifica como las vueltas que dio intentando encontrar la estación con el Supercargador -pobremente iluminada- en plena noche. También niega haber tenido conocimiento de una estación de carga que pasó de largo.
