Los cambios -si bien no demasiado notables- llegan para mejorar la imagen exterior e interior, completar el equipamiento de serie y reducir el consumo. El frontal es algo más afilado para acercarse a su hermano mayor, el Yaris, cuenta con un paragolpes más agresivo y luces diurnas integradas en los faros -las franjas horizontales con tecnología LED que vemos en el paragolpes son opcionales-. Hay ocho colores de exterior -incluyendo el novedoso tono naranja Vibrant Metallic Orange-, dos nuevos diseños de llantas de 14 pulgadas, un nuevo tapacubos y ofrece la posibilidad de equipar cristales traseros sobretintados. El tamaño crece en 15 mm, pero no modifica ni el radio de giro, ni la habitabilidad, ni la capacidad del maletero…
Por dentro no hay nada que no sepamos después de conocer los modelos de PSA: el salpicadero es de un tono más oscuro, el volante y el pomo del cambio se pueden forrar en cuero y permite llevar levas en combinación con la nueva caja de cambios manual pilotada. Los aireadores y los altavoces se pueden decorar con distintos colores para personalizar al gusto el interior del coche. El equipo de sonido por fin lee MP3 y también es capaz de integrar USB y Bluetooth, aunque de manera opcional.
El motor es el mismo 1.0 gasolina tricilíndrico de 68 CV, con un consumo que baja de 4,6 a 4,4 l/100 km -con la caja manual pilotada gasta 4,5 litros-. También estará disponible una versión ECO, con neumáticos de baja fricción y marchas más largas, que permiten reducir el consumo hasta los 4,3 l/100 km, con unas emisiones de CO2 por debajo de los 100 g/km.
