En un cuerpo de 4,02 metros, los responsables de la firma nipona han creado un vehículo completamente configurable, con un exterior que se puede personalizar con distintos colores e, incluso, diseños, como si del fondo de un móvil se tratase. De hecho, la configuración se realiza directamente con una aplicación para smartphones, una solución muy útil para convertir nuestro coche en un soporte publicitario.
Aunque su diseño exterior es de difícil calificación, el interior tampoco le va a la zaga. Tiene una distancia entre ejes de 2,75 metros, pero sin embargo sólo ofrece espacio para tres ocupantes en una disposición 2+1. Pero quizá lo que más llama la atención es la sustitución del salpicadero tradicional por una superficie de proyección que actúa de enorme pantalla táctil: cubre todo el salpicadero y se prolonga incluso por el suelo del habitáculo. Aquí se muestra información útil en tres dimensiones y datos de su conexión con otros coches, así que nos avisa en el caso de que haya un amigo cerca o, incluso, de coches que podrían suponernos un peligro y que ni siquiera se encuentran a la vista del conductor.
El Toyota Fun-Vii es hoy en día una especulación difícil de llevar a la práctica, pero tendremos que esperar un poco para comprobar si las propuestas tecnológicas que nos pone sobre la mesa tienen algún sentido en un futuro próximo. Ésa es su única baza, ya que si no cumple lo que promete tiene todas las papeletas para engrosar la enorme lista de prototipos olvidados que no han contribuido en absoluto al desarrollo de la industria del automóvil.