Exteriormente, llama la atención la disminución de la altura del Prius respecto al suelo, el nuevo frontal y los pasos de rueda traseros parcialmente carenados al estilo Citroën DS. Obviamente, al Prius no le sientan tan bien como al mítico tiburón. De hecho, la estética del Prius G Sports, si bien es aerodinámicamente perfecta, deja bastante que desear en un coche ya de por sí no muy agraciado.
La altura al suelo se ha reducido para disminuir el consumo e incrementar el «efecto suelo», que permite al Prius pegarse más al asfalto y disminuir la fuerza de rozamiento. El interior es prácticamente igual al del modelo de producción pero con inserciones en rojo en lugar de en azul en la palanca de cambios, ranura de la llave, asientos y salpicadero.
La mecánica del Prius no ha sido alterada respecto al original y , por lo tanto, sigue propulsándose por medio de un motor de gasolina 1.8 de 99 CV en combinación con uno eléctrico, que le otorga una potencia total de 134 CV. Toyota no ha facilitado el coeficiente aerodinámico del G Sports (Cx) pero suponemos que habrá reducido los 0.24 del modelo de serie. Tanto despropósito visual debe de tener alguna razón de ser.
