
El pasado miércoles, el comunicado de Toyota Motor explicaba: «Hemos interrumpido nuestras expediciones con destino a Irán habida cuenta de la situación internacional».
Para Toyota, el mercado estadounidense es una pieza clave de su estrategia, pues en él vende más incluso que en Japón; sus ventas entre abril y junio aumentaron en 2010 un 40% frente a las registradas en el mismo periodo del año pasado. Por lo tanto, protegerlo con decisiones populares como retirarse de Irán, país contra el se están aplicando cada vez mayores represalias, es comprensible, sobre todo cuando en 2008 vendió unas 4.000 unidades allí y en 2010 cayó a nada más que 250 unidades en todo el año. En 2010, no se han vuelto a enviar a Irán más coches de la marca japonesa desde mayo.
A pesar de sus buenos resultados en Norteamérica, la decisión llega en una coyuntura en la que Toyota no se puede permitir más problemas en Estados Unidos. En abril, Toyota tuvo que cargar con la acusación de fallos en el acelerador de sus modelos, los cuales presuntamente provocaron 102 muertes, y se le impuso una multa de 16,3 millones de dólares (12 millones de euros).