Y es que, por aquel entonces, la situación era similar a la vivida el pasado fin de semana en Montreal: una pista anegada de agua, pilotos que circulaban a ciegas envueltos en cortinas de agua… ¿El resultado? Problemente, el accidente en cadena más impresionante de la F1 en las últimas dos décadas. Más de diez monoplazas hechos añicos frente al muro de boxes, mientras los pilotos que llegaban por detrás intentaban esquivarlos, muchas veces sin suerte. Finalmente, Damon Hill ganó la carrera.