La electrónica, poco a poco, lo invade todo, y ahora le ha llegado el momento al rutómetro, ese cuaderno con viñetas secuenciales que nos da instrucciones sobre el rumbo que tenemos que tomar en cada punto del recorrido para llegar exitosamente a nuestro destino. Atrás quedan los problemas con la sonda que registra el desplazamiento de nuestro vehículo y envía la información al odómetro. Gracias al Tripy II, que hemos tenido la ocasión de probar a fondo en una jornada en el circuito todoterreno de Segurilla (Toledo), podemos disponer de un medidor de distancias recorridas basado en la señal del satélite en vez de en el desplazamiento del árbol de transmisión.
El –llamémoslo así– «rutómetro digital» hace posible un seguimiento de rutas seguro y fiable gracias a la integración de la tecnología GPS al concepto tradicional del rutómetro. Y es que el Tripy es, en esencia, un equipo electrónico que combina el sistema GPS, el odómetro (también conocido como Tripmaster o Terratrip) y un editor de rutómetros para ofrecernos cinco modos de funcionamiento: función destino, road book, navegación, herramientas y reglajes del equipo.
La función «destino» se corresponde con lo que ofrece un típico navegador GPS. Con ella podemos dirigirnos a un punto seleccionado por sus coordenadas –grados, minutos y milésimas–, elegido entre una base de datos de destinos recientes, favoritos, puntos de interés e incluso nos permite realizar una ruta por balizas o waypoints –puntos de paso–.
La opción road book es la que hace verdaderamente interesante este aparato, ya que nos ofrece la posibilidad de cargar libros de ruta, almacenarlos en una biblioteca, seleccionar los más recientes y compartirlos directamente con otro equipo similar sin pasar por un ordenador. También se pueden realizar rutómetros sobre itinerarios que previamente grabemos con el equipo.
La pantalla de navegación nos facilita información sobre el estado de conexión con los satélites que posibilitan la función GPS, el estado de la batería, las distancias totales y parciales recorridas y la velocidad que llevamos. También incorpora un mapa básico que nos ayuda a localizar nuestra posición y las poblaciones más próximas.
El apartado de herramientas es también sumamente interesante, pues en él es donde encontramos el odómetro vía GPS, además de la función destinada a grabar recorridos y un cronómetro.
Por último, el menú de reglajes nos permite optimizar la resolución de la pantalla y seleccionar el idioma de visualización, por citar algunas de sus principales funciones.
Otras prestaciones
Conjuntamente con el equipo, se suministra un CD, que dispone de un programa capaz de realizar libros de ruta a partir de Google Maps o mapas en diferentes formatos como los manejados por Oziexplorer. Admite tracks –recorridos formados por sucesiones de puntos de paso– en formatos GPX y GDB, sobre los cuales resulta realmente sencillo crear un rutómetro, gracias a su amplia biblioteca de símbolos y a la posibilidad de modificarla.
El Tripy se adapta a todoterrenos, motos y quads, ya que cuenta con tres tipos de montaje posibles, lo que le permite encontrar hueco fácilmente en cualquier vehículo.
Su configuración es muy robusta y dispone de una batería capaz de aguantar hasta nueve horas de uso continuado. También es posible alimentarlo con un transformador a 12 voltios con conexión USB –no suministrado con el equipo, pero muy común y fácil de adquirir en cualquier tienda de telefonía móvil–, y a través de la red doméstica, mediante un transformador que sí se suministra con el aparato.
Después de probarlo, encontramos sus aplicaciones muy interesantes cuando se trata de moverse con rutómetros, hasta el punto de que hoy día este sistema está totalmente implantado en los vehículos de apoyo y logística del Dakar. También lo podemos encontrar en pruebas de regularidad o eventos como el Vespa Raid Maroc. Si lo tuyo son las rutas y decides adquirirlo, acertarás. Eso sí, piénsatelo bien antes de comprarlo, ya que cuesta 648 euros, una cantidad respetable que solo tiene sentido desembolsar si realmente vas a hacer un uso frecuente de un dispositivo que deberás amortizar en no más de cuatro o cinco años.
Odómetro. Utilizando los datos del GPS, el Tripy II actúa como un completo ordenador de a bordo que mide distancias totales, parciales, velocidad, etc., sin necesitar una sonda. La ventosa proporcionada con el aparato dispone de una doble rótula y es suficientemente fuerte para soportar el dispositivo en uso todoterreno.
Rutómetro. Lo que hace único este aparato es su capacidad para leer rutómetros. Junto con la caja, se suministran el software, una ventosa, un cargador, un cable USB y un adaptador para interconectar dos dispositivos Tripy.
Uso off-road. El diseño robusto, resistente al polvo y las salpicaduras, así como el soporte opcional de aluminio, permiten su uso en competiciones de orientación y rallies, e incluso puede montarse en motocicletas. La presentación tuvo lugar en el circuito todoterreno de Segurilla (Toledo), y constó de una charla teórica seguida de una prueba práctica por los caminos y pistas circundantes.
Únete a su Club
El campo de aplicación del Tripy II se extiende a los clubs, donde la posibilidad de crear los libros de ruta y la facilidad de lectura, compresión y uso que ofrece disponer del libro de ruta y el track del recorrido de forma simultánea hacen de este aparato una herramienta insuperable. Por este motivo, su fabricante ha creado el Club Tripy-Ibérica, que pretende agrupar a todos los usuarios de esta herramienta digital.
Para animar a los indecisos, se ofrece un descuento del 8% sobre el precio del producto con solo formalizar la inscripción a través de la web: Tripy Iberica
Como ventajas, el club ofrece también descuentos en diversas actividades relacionadas con el off-road y la aventura, cursos, rutas y, por supuesto, la posibilidad de intercambiar datos y experiencias con otros usuarios.