
Es curioso ver cómo por mucho que se desplace el Mundial de MotoGP durante la temporada, los pilotos como casi todos los seres humanos son animales de costumbres. Duermen, comen, y se preparan para su gran cita del domingo de modo ritual, para no perder la concentración en su único objetivo: la victoria. Julián Simón nos lo cuenta en primera persona.
7.15 a.m: «El día de la carrera siempre suelo levantarme antes que el resto de días de un gran premio. Creo bastante en aquello de que a quien madruga Dios le ayuda. Al levantarme me marco quince minutos de estiramientos para tonificar todos los músculos del cuerpo. Bien en el hotel si son carreras extra-europeas o bien en el motorhome si son europeas tomo un zumo de naranja y un cruasán: es mi primera ingesta del día. Después me ducho tranquilamente y mientras escucho algo de música.»
8.15 a.m: «Llego al box y hablo con los mecánicos. Decidimos lo último que debemos probar si queda algo, y sino simplemente ultimamos detalles antes de salir a pista. Comentamos las condiciones atmosféricas por si hay que hacer alguna modificación en función del día que haya salido. El warm up suele ser a las 8.40, quince minutos antes me cambio en el camión vivienda del equipo. Mientras me cambio, hago unos cuantos estiramientos de pecho y llevo a cabo un protocolo marcado de flexiones para activar los brazos y el cuello. Me meto dentro del mono y directo al box para salir al warm up.»
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