El estudio, hecho público por TomTom con motivo de la Operación Retorno, fue realizado mediante la medición de ciertos indicadores presentes en la saliva de las personas. Con él han hallado que las mujeres sufren un aumento de estrés del 8,7 %, mientras que el de los hombres se dispara un 60 %. Y tanto un 67 % de las mujeres como un 50 % de los hombres aseguran no haberse sentido estresados veinte minutos después del episodio, cuando lo estaban visiblemente. Entre los síntomas para detectarlo se encuentran los mareos, dificultades respiratorias, y los dolores musculares y en el pecho.
El sometimiento a estrés está relacionado con la anulación del sistema inmunitario, el aumento de la presión sanguínea y del azúcar en sangre. David Moxon, el psicólogo que ha dirigido el estudio, no se sorprende por él, ya que en los datos encuentra un lógico sentido evolutivo: «Los hombres en particular muestran una fuerte respuesta psicológica de lucha. El hecho de que no siempre sean conscientes de esto indica que conducir habitualmente con tráfico denso puede tener un profundo efecto en su salud».
No es de extrañar que TomTom promueva este estudio, ya que su producto estrella es el HD Traffic, que cada dos minutos informa a los dispositivos TomTom de la situación del tráfico y dónde se pueden topar con un atasco. Pero hay numerosos consejos para evitar el estrés al volante, sea el producido por los embotellamientos o por otros motivos, como llevar niños a bordo: En tal caso, un dispositivo de entretenimiento puede ayudar a mantenerlos calmados mientras nos dirigimos a nuestro destino. Los adultos no somos muy distintos: La radio nos puede ayudar a tranquilizarnos. Y si vamos a conducir de noche, una iluminación adecuadamente reglada nos ahorrará la tensión de no sentirnos seguros por la falta de visión. Lo mismo sucede con la presión de los neumáticos: Llevar la correcta contribuye a que rodemos con más comodidad.
Pero al final, lo que realmente nos saca de quicio son los atascos: Planificar la ruta adecuadamente y salir con tiempo de nuestro punto de partida nos evitará sorpresas y, a según que horas, nos ahorrará estar parados en algún tramo. Los acelerones y frenazos bruscos provocan que el cuerpo se reajuste constantemente en respuesta a estos movimientos, con lo que al final cargamos la espalda. A la hora de usar el aire acondicionado, procurar que no experimentemos cambios bruscos de temperatura entre dentro y fuera del coche no solo reducirá el riesgo de resfriado sino también el de estrés. Por lo demás, tampoco nada nuevo: Llevar una botella de agua y los ambientadores adecuados para mantenernos relajados pero concentrados en la conducción.