Banega acababa de repostar cuando se marchó a pagar a la tienda de la estación de servicio. En ese momento vio que su Audi R8 se estaba moviendo y cayó en la cuenta de que no había echado el freno de mano. Aterrorizado ante la perspectiva de ver su superdeportivo empotrado contra el bolardo hacia el que se dirigía, Banega intentó una maniobra desesperada: Frenar el coche poniendo el pie. El resultado fue que el pie también acabó contra los bolardos, rompiéndose la tibia y el peroné.
El incidente le va a suponer al futbolista seis meses de baja, «yendo muy bien», según comenta el traumatólogo Enrique Gastaldi, quien añadió que el centrocampista presenta «una fractura a nivel del tercio distal de la tibia, una fractura conminuta, con fragmentos del hueso desprendidos». Hoy será operado en el Hospital Nou D´Octubre de Valencia. Este tipo de atropellos accidentales son más comunes de lo que pueda parecer. En mayo de 2011, el ciclista granadino Xavi Tondo fallecía al ser aplastado contra la puerta del garaje por su propio coche, provocándole un corte mortal en el cuello.
Lo mejor en un caso como éste es resignarse y no tratar de detener el vehículo ni de subirse a él cuando está rodando, salvo que el peligro para otros usuarios sea serio y evidente. Además, si el motor está apagado, la dirección estará bloqueada y los frenos no funcionarán con eficacia.
