Esta berlina de lujo, caracterizada por su techo transparente en las plazas traseras (ese es el signficado de la denominación Landaulet en el mundo de las limusinas), es fabricada por Lexus exclusivamente para la ocasión. Para dicho tramo del techo se emplea policarbonato en una sola pieza, de 8 mm. de espesor y 26 kg. de peso. El sistema no es nada nuevo: Se trata del mismo proceso con el que se fabrica la cabina de un caza. Este tipo de coches se fabrican expresamente para acontecimientos en los que se precisa que la gente pueda ver a los ilustres ocupantes desfilar.
En su construcción se han empleado unas 2.000 horas de trabajo y ha sido clave el carrocero belga Carat Duchatelet, empresa que empezó dedicándose al blindaje y personalización de berlinas de superlujo, y en la actualidad está involucrada sobre todo en la preparación de vehículos militares. Así, el 600h L Landaulet cuenta con estructuras reforzadas en nido de abeja de Kevlar y fibra de carbono. Esto ha obligado además a más modificaciones en la trasera del modelo: Sumadas a las de todo el chasis, nada menos que 20.000 piezas han sufrido cambios. Tan maníaticos y preocupados por la seguridad del mandatario han estado, que para todo ese proceso de adaptación se emplearon otras dos semanas enteras, para asegurarse de que no hubiera ni el más mínimo fallo.
Pero el Lexus LS 600h L es una excelente base: 445 CV, tracción total, cambio automático CVT de ocho velocidades y una longitud para fardar y dejar que el chófer se las apañe con las maniobras: 5,15 metros.
La boda real se celebrará el próximo sábado 2 de julio. Cuando el vehículo sea estrenado después de que los consortes den el «sí, quiero», el paseo por la diminuta ciudad-estado se realizará en modo 100 % eléctrico. Qué diferencia de decibelios frente a los monoplazas y coches de rallies por los que Mónaco es más conocida entre los aficionados al deporte del motor.
Galería de imágenes