Una forma poco recomendable de quejarte por tu usado

Si regentas un concesionario lleva siempre la honradez por bandera, aunque solo sea por evitar dar con un usuario tan susceptible como David Cross. Este hombre de 42 años, quiso devolver su furgoneta recién comprada tras descubrir su mecánico de confianza que ésta presentaba infinidad de problemas mecánicos. Cross se dirigió al vendedor de Portsmouth […]


concesionario pick-ups

Si regentas un concesionario lleva siempre la honradez por bandera, aunque solo sea por evitar dar con un usuario tan susceptible como David Cross. Este hombre de 42 años, quiso devolver su furgoneta recién comprada tras descubrir su mecánico de confianza que ésta presentaba infinidad de problemas mecánicos. Cross se dirigió al vendedor de Portsmouth Used Car Superstore para dar marcha atrás en su adquisición, a lo que el concesionario se negó.

Tras todo un día refunfuñando, el martes pasado por la noche Cross perdió definitivamente los nervios y decidió dirigirse de nuevo al concesionario para embestir con la furgoneta a una hilera de seis coches que estaban en exposición. Se calcula que los daños materiales ascienden a 20.000 dólares (unos 14.000 -). Sin duda la reacción es desproporcionada, pero el enfado es comprensible si se tiene en cuenta que en el vehículo no funcionaban ni el cuentakilómetros ni el velocímetro…

A Cross le había sido retirado el carnet de conducir, pero no por su imprudencia en la carretera, sino como condena por no pagar a su ex-mujer la pensión para el mantenimiento de sus hijos. Curiosamente, fue su mujer actual la que el lunes pasado pagó 2.00o dólares por la furgoneta de la discordia. «El vendedor nos dijo que igual que él no llevaría a su esposa en un coche peligroso, tampoco le facilitaría a nuestra familia un coche peligroso», ha declarado Cross.

El concesionario se defiende: «El comprador adquirió el vehículo sin trampa ni cartón, pues firmó un formulario en el que se reconoce el coche como poco seguro, así como otros muchos documentos en los que se indicaban los problemas del vehículo. El comprador rechazó la opción de permitir que su mecánico lo revisara previamente a la venta».

La policía de Portsmouth no recuerda nada parecido. De momento, Cross se encuentra en libertad bajo fianza, a la espera de juicio por seis cargos de atentado contra la propiedad. Pero no está solo: Numerosos ciudadanos han iniciado una campaña de captación de fondos para su defensa, con ideas como la venta de camisetas o la apertura de una página de apoyo en Facebook. «Los estadounidenses empiezan a estar cansados de que los ricos les estafen», advierte Cross. «Aunque pasara diez años en prisión, habría valido la pena».

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