Llega la época estival y, con ella, las altas temperaturas en gran parte de nuestro país. Vas a accionar el aire acondicionado de tu coche y… ¡sorpresa! Por mucho que esperas, el aire que sale por las rejillas de ventilación no enfría como debiera… o, sencillamente, sale tan caliente como el del exterior. ¿Hiciste un correcto mantenimiento? Es posible que por no utilizarlo durante un largo periodo de tiempo, el sistema se haya estropeado o el gas se haya agotado o perdido sus propiedades. Ya no queda más remedio que acudir al taller… y recordar que, aunque no lo necesites, no está de más activar el compresor al menos una vez al mes para evitar sorpresas inesperadas.
Deja salir el calor
Si el coche ha estado aparcado al sol durante mucho tiempo, el habitáculo puede alcanzar unas temperaturas extremas –incluso de 50 grados o más–. Por ello, el primer paso es abrir las puertas o las ventanillas para liberar el aire caliente. Aunque también puedes intentar este truco…
Conecta el aire
Una vez sea posible estar dentro del habitáculo sin ´derretirnos´, arranca el coche y pon en funcionamiento el aire acondicionado. Ten en cuenta que durante unos segundos el flujo saldrá caliente, hasta que el sistema empiece a enfriarlo. Déjalo funcionando un tiempo –no más de uno o dos minutos–, con las ventanillas abiertas, para que se libere algo más de calor. Durante este tiempo estarás gastando un buen ‘pellizco’ de combustible… pero valdrá la pena.
¡Ventanillas arriba!
Una vez se ha enfriado el habitáculo y nos ponemos en marcha, es importante llevar las ventanillas cerradas para que el aire acondicionado y conectar la recirculación del aire. Los climatizadores automáticos suelen hacerlo por sí mismos, pero ten en cuenta que mientras lleves activada esta última función, el aire no se regenera –no entra del exterior–, por lo que el ambiente se reseca y puedes sufrir los efectos –picor en las vías respiratorias, sequedad de ojos…–.
Temperatura correcta
Con calor muy extremo, lo ideal es fijar la temperatura en 23 o 24 grados centígrados; si tu coche no te permite elegir una cifra, pon la ruleta un par de rayas por encima de la mitad. Por otra parte, cada sistema es un mundo: algunos enfrían mucho a esta temperatura, pero en otros apenas notas el efecto. De ser así, elije una posición en la que no notes el aire muy frío. También es importante la orientación de las rejillas; de hecho, lo ideal es que salga por la que da al parabrisas, para que se reparta mejor por el habitáculo y no dé directamente a los ocupantes.
Apágalo
El uso del aire acondicionado eleva el gasto de combustible –puede llegar a un litro cada 100 km–, así que no se debe abusar de él. Cuando el interior del coche haya alcanzado una temperatura agradable, puedes probar a desconectarlo y activar la recirculación. En cualquier caso, su eficacia dependerá de la temperatura exterior o de los bien aislado que esté el coche del exterior –si lleva doble acristalamiento, lunas tintadas…–. Eso sí, en el caso de las temperaturas tan extremas que estamos viviendo, no será efectivo más que durante unos minutos.