Durante las últimas vueltas, el coche de Vettel parecía mostrar alguna debilidad por problemas con el consumo del combustible, pero desde el muro decidieron cambiar el mapa del motor y especular con la distancia: bajaron las revoluciones y se dedicaron a guardar el espacio ganado con el de McLaren. Pese a este contratiempo la ventaja estuvo controlada hasta el final.
Singapur ha sido una carrera durísima. Aquí es fundamental tener un nivel físico óptimo; el hecho de que los pilotos acabaran mareados al final de la misma nos hace comprender la dureza de este Gran Premio -el año pasado, por ejemplo, Jarno Trulli tuvo que abandonar la carrera porque fue incapaz de aguantar la dureza de la misma-. Y es que en el interior del copkit se pueden alcanzar temperaturas cercanas a los 60ºC.
Fernando Alonso volvió a hacerlo todo perfecto, pese a los problemas inoportunos que mostró su Ferrari al inicio de la carrera, cuando el desgaste de sus neumáticos traseros lo obligó a adelantar su parada en boxes. El asturiano se vio perjudicado por los doblados al final de la carrera, pero también es cierto que no fue el único envuelto en ese problema. Lo cierto es que el Ferrari no anda más y Red Bull está en otro nivel. Su inmediato rival, el equipo McLaren, volvió a demostrar que siguen más en forma que los de Maranello, aportando la frescura en la conducción de Button y la agresividad de Hamilton. Pese a todo, Fernando está realizando un mundial a la altura de los mejores.
Ahora nos quedan cinco carreras por delante, donde a priori Red Bull volverá a dominar, ya que la mayoría de equipos importantes han abandonado el desarrollo del coche de este año para centrarse por completo en el del año próximo, pero seguiremos pensando, ¿qué es lo que ha fallado y por qué? Quizás la solución pase por evolucionar e innovar en lugar de copiar a los rivales.