Volkswagen Amarok 2.0 TDI

Con la colaboración de VW Argentina y de Maipu Automotores, su concesionario oficial en Córdoba, dispusimos de un Amarok Highline 4×4, de color gris, con «chapa patente» número IXA 235 y 13.710 kilómetros en su marcador.

El vehículo estaba impecable, con el motor bien rodado y, lo que es más importante, disponía de una completísima documentación (incluida una autorización ante notario) para poder sortear la pertinaz burocracia de aduanas argentinas y continuar nuestra prueba hasta el Océano Pacífico, en el vecino Chile.

Desde el primer momento, el Amarok sorprende por su finura de marcha, silencio a bordo y confort de los pasajeros, al nivel de un buen turismo.

Toda la prueba se ha realizado con dos personas a bordo y el equipaje -unos 40 kilos- alojado en los asientos traseros, una carga que podríamos considerar «liviana», pero, aun así, el confort de las suspensiones en las bacheadas y muy congestionadas calles del casco antiguo de Córdoba (Patrimonio de la Humanidad por la Unesco) era notable.

En esta utilización «turística» se agradece especialmente que las ballestas traseras no sean las tradicionales pétreas japonesas (que tan buen resultado dan cuando se sobrecargan con un cañón antiaéreo y un pelotón de soldados, tal y como hemos visto a diario en Libia), pero que «maltratan» a los ocupantes cuando el vehículo lleva poca carga.

Rumbo a Villa Carlos Paz por la amplia autopista 20, enseguida disfrutamos de las magníficas prestaciones del motor biturbo (163 CV), que lo lanzan fácilmente a velocidades elevadas, con notable silencio de marcha, gracias a la afinada aerodinámica y la sobremultiplicación del cambio en sexta, que lleva el propulsor muy bajo de revoluciones.

Comienza la subida

Afrontamos nuestras primeras pistas para sortear la Sierra Grande, con algunos tramos realmente revirados y llenos de revueltas que salvan grandes desniveles.

El rendimiento en pista te lo contamos en un recuadro aparte, pero ya te anticipamos que es sensacional, siempre que se mantenga el motor por encima de 1.800 r.p.m. en las zonas más lentas.

Afortunadamente, el tacto del cambio ZF-ecolite de seis marchas (fabricado en Brasil) está a la altura de las exigencias, con gran precisión y acertado recorrido.

Por desgracia, esta falta de respuesta en las inmediaciones del ralentí es un defecto común a prácticamente todos los propulsores turbodiésel actuales, ya que las marcas se han visto obligadas a reducir el paso de gasóleo a pocas revoluciones, para cumplir las exigentes normas antipolución Euro 5.

No nos gustó, sin embargo, el funcionamiento de la «tecla» de manejo de la tránsfer, que siempre deja al conductor con la duda del correcto enclavamiento de la tracción total, o de la reductora. Estos mandos «electrónicos» son la tendencia actual -que ya ha contagiado al freno de mano en numerosos 4×4-, ya que permiten «limpiar» el entorno del conductor, y hay que acostumbrarse a ellos, pero donde esté una buena palanca para insertar la reductora-

La insonorización del habitáculo es muy buena, superior a la que podíamos esperar de un vehículo «comercial», y en estas pistas argentinas, de buen firme, pero repletas del típico «serrucho», las ondulaciones que se producen con el paso continuado de vehículos -lo que los africanos llaman tôle ondulé-, nuestro vehículo no emitía ningún crujido (ni al final del viaje), demostrando un ajuste impecable de todos sus elementos.

Con temperaturas exteriores de hasta 45ºC, el potente climatizador asegura un enfriamiento adecuado del habitáculo, su manejo con numerosos botones no es muy intuitivo y no acabamos de encontrarle «el punto», pero da frío, que es lo importante.

Su estética causa furor

En la plaza central de Chepes, un remoto pueblo en lo más profundo de la Rioja argentina, la estética del Amarok causó furor, y no fueron pocos los que se acercaron a examinarlo con detalle. Con un cuidado frontal típico de la marca, la atractiva estampa del Amarok está más cerca de la del elegante Touareg que de una «camioneta», vehículo por otra parte muy apreciado en el medio rural argentino por su robustez y versatilidad.

Tras visitar Chilecito y Villa Unión, precioso escenario donde se disputó la etapa undécima del pasado Dakar que nosotros encontramos inundado por las lluvias torrenciales, ponemos rumbo a Los Andes para cruzar a Chile.

En las durísimas pendientes de ripio del paso de «Agua Negra», uno de los escasos lugares del mundo donde se puede conducir un vehículo a unos increíbles a 4.789 metros de altitud, el rendimiento del motor biturbo fue sorprendente.

La clara falta de oxígeno redujo notablemente su rendimiento (y nos obsequió a los ocupantes con una jaqueca monumental y vómitos), pero los dos turbocompresores del motor soplaron con más fuerza que nunca para trepar las pendientes y superar a los escasos y humeantes vehículos (sin una moderna gestión electrónica, la falta de aire enriquece la mezcla y hace que parte del combustible se queme en los escapes) que circulaban por este inhóspito lugar a paso de tractor.

En este grandioso escenario, las «camionetas» de las empresas mineras son una constante; Toyota Hilux en su mayoría, con algunas Ford Ranger, todas de fabricación argentina y motores turbodiésel de 2,5 y 3,0 litros de cilindrada. En alguna parada sus conductores se interesaron vivamente por el Amarok y alabaron su atractivo diseño.

Menos convencidos estaban con el motor, del que cuestionaban su falta de «torque» (par motor y respuesta en baja), debido a su escasa cilindrada (2,0 litros).

Es posible que el Amarok no resulte el pick up ideal para las durísimas condiciones de trabajo de las minas andinas, pero en la autopista chilena del litoral (explotada por la empresa española Abertis), entre La Serena y Valparaíso, el Amarok superaba con facilidad los 180 km/h de marcador, con cruceros de 140 km/h a punta de gas, el confort de un buen turismo y el motor ronroneando en voz baja a solo 2.500 r.p.m. en sexta marcha.

Gracias al reducido desplazamiento de su motor, el consumo en estas condiciones fue de 8,2 litros cada 100 kilómetros, sorprendentemente bajo para un pick up de este tamaño.

En el cómputo global de nuestro viaje, incluyendo la conducción todoterreno en pistas y caminos, el consumo medio ha sido de 9,75 litros, cifra que otorga al Amarok una fantástica autonomía práctica de más de 750 km antes de encender el testigo de reserva de gasóleo.

Aunque su dirección y respuesta motriz resultan suaves, no es el Amarok el vehículo ideal para moverse por el complicadísimo tráfico del centro de una gran urbe como Santiago de Chile. Lo más complicado suele ser el momento de aparcar en línea, pues su generosa longitud (5.254 mm) exige un buen hueco.

Y no resulta fácil tomarle la medida, sobre todo hacia atrás, para no golpear a otros vehículos.

Además, el parachoques posterior de este Volkswagen queda a la altura de los faros de un turismo, y cualquier despiste al aparcar se paga con cristales rotos. Eso mismo nos sucedió en Viña del Mar y, para no discutir, tuvimos que pagar el faro de un viejísimo Peugeot 404, pues su propietario no disponía de seguro.

Un sistema acústico de ayuda al aparcamiento sería un accesorio muy bien recibido para aquellos que piensen utilizar el Amarok en la ciudad.

Y es que está claro que su mejor escenario son los espacios abiertos, tanto en asfalto como fuera de carretera, donde sus grandes dimensiones le impiden brillar ante una acusada trialera. Esta apuesta de Volkswagen, que pronto incorporará novedades mecánicas, aporta frescura en el encorsetado segmento de los pick ups, con un enfoque deportivo y de ocio, prestaciones elevadas y consumos realmente ajustados.

Por dentro y por fuera

Elegante…El salpicadero es sobrio y elegante, al más puro estilo VW. La variante Highline incorpora volante de cuero multifunción.

Atrás…Las ballestas son más suaves de lo habitual y no resultan incómodas en vacío. Las hojas gemelas van por debajo. El ABS dispone de función off-road, pero se desconecta por encima de 100 km/h.

Biturbo…El motor turbodiésel tetracilíndrico en línea de dos litros es utilizado también en el T5. Se ofrece con dos niveles de potencia. En nuestra prueba hemos disfrutado de la variante biturbo, la más potente, con 167 CV.

Delante…El protector de cárter es una accesorio original, bien diseñado y muy recomendable para circulación todoterreno. Al igual que los actuales diseños de la competencia, la suspensión delantera independiente por doble trapecio dispone de muelles helicoidales.

Abatibles…Los asientos de la segunda fila ofrecen aceptable acomodo para tres adultos. Son abatibles y su confort es superior a lo habitual en un pick up. La tercera luz de freno incluye una linterna o piloto de iluminación para facilitar la carga y descarga.

Cómo va

Incluyendo la conducción todoterreno en pistas y caminos, el consumo medio de la prueba en ruta ha sido de 9,75 litros

Contrastes…Camino de Mendoza, en plena Sierra de Uspallata, encontramos una espesa niebla y temperaturas cercanas a los 0ºC; todo un contraste con los 44,5 ºC que soportamos en La Rioja (Argentina).

Piedras y rampas. …Las calles de Valparaíso ofrecen esta atractiva estampa. Su firme empedrado no supone ninguna merma de confort para el Amarok.

Niebla…La niebla nos obligó a extremar las precauciones camino de Mendoza.

Carretera…El Amarok se desenvolvió con agilidad en esta tortuosa carretera de montaña, en la provincia de Córdoba (Argentina).

Ficha Técnica

La opinión TT

Habitualmente realizamos un mínimo de entre 500 y 1.000 kilómetros a los vehículos que probamos, pero en esta ocasión hemos podido recorrer 5.000 kilómetros, cifra suficiente para hacernos una idea más certera de la gran calidad de este producto.

Fíjate en: Las cotas son aptas para pistas rotas, pero la batalla larga no es amiga de los pasos más complicados. Tampoco el pronunciado voladizo trasero resulta apropiado en estas circunstancias.

Equipamiento, Seguridad y Funcional