La ‘E’ de E-Bugster hace referencia a la naturaleza eléctrica del coche, mientras que ‘bug’ es el apelativo que recibe el Escarabajo en Estados Unidos y la terminación ‘ster’ deriva de speedster. Nos encontramos, por tanto, ante un Beetle de aspecto deportivo y corazón ecológico, una combinación atractiva pero quizá poco factible desde el punto de vista comercial -sería mucho más razonable aprovechar esta estética para introducir un motor de gasolina de buenas prestaciones-.
El interior deja espacio para dos ocupantes, ya que el paquete de baterías obliga a eliminar la segunda fila de asientos, a la vez que la altura se ha reducido en más de siete centímetros respecto al modelo convencional. Seguramente las suspensiones utilizan un tarado distinto para manejar el incremento de peso -las baterías añaden un total de 315 kg-. Del interior no hay imágenes, pero la instrumentación ha sido sustituida por una de nuevo cuño donde se muestra el nivel de carga de la batería y los kilómetros de autonomía.
Cuenta con un motor eléctrico de 85 kW de potencia, equivalente a 115 CV, con un par nada despreciable de 270 Nm, disponible desde que se arranca el coche. La aceleración de 0 a 100 km/h es de 10,9 segundos, más que suficiente para una conducción urbana y periurbana. Y es que la autonomía no da para más: 180 kilómetros, si bien el sistema de frenada regenerativa es capaz de aprovechar la energía de las frenadas para cargar las baterías.
Éstas se pueden recargar en un enchufe convencional, tanto de 120 como de 240 V, y también en una toma de carga rápida -consigue un 80% de autonomía en 30 minutos-.