Algunas conclusiones asoman tras cinco carreras de este 2009: los cuatro favoritos lo siguen siendo y se afianzan en lo alto de la tabla, la categoría está más viva que nunca pese estar sujeta a un cambio de raíz inminente, los registros son claramente mejores a años anteriores, y en cada una de las cinco pruebas hemos visto un vencedor distinto.
Tres podios en cinco carreras, uno de ellos con victoria incluida, ¿qué balance haces del comienzo de campeonato?
Principalmente me quedo con la sensación de que hemos sido muy regulares y nos hemos intentado acoplar a las circunstancias de cada carrera, dando el máximo en cada una de ellas. Han sido tres podios que perfectamente podrían haber sido tres victorias. No nos hemos precipitado en ningún momento y eso es algo muy positivo. En el último gran premio hicimos una buena carrera ya que en condiciones de agua nunca habíamos terminado de explotar para estar delante. Fue una prueba muy bonita y de no ser por el percance que sufrimos seguro que hubiéramos luchado por la victoria. Ahí demostramos que podemos ser rápidos en cualquier tipo de condición.
En Francia se te vio muy prudente con el agua, pero en Italia fuiste a por todas, ¿por qué esa diferencia?
En Francia, después de la infinidad de caídas que hubo en la prueba de 125, vimos que el estado de la pista era muy delicado, la opción más inteligente era terminar la carrera en pie. A pesar de que ambas fueron carreras en lluvia, Le Mans tiene mucho menos grip que Mugello y el asfalto estaba mucho más frío, por tanto era fácil irse al suelo por un error. En Italia a pesar del agua tenía muchísima confianza, porque había buen agarre y se podía rodar rápido. Vi claro que podía arriesgar y eso fue lo que hice. En Le Mans consideré que si arriesgaba podía perder más que ganar.
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