No deja de resultarme curiosa la gran expectación que se generó en torno al lanzamiento del nuevo BMW Serie 4. Muchos lectores nos preguntaban sobre él, era el protagonista en numerosas conversaciones ´de bar´ y, cuando probamos esta unidad, hubo gente que se paraba en la calle para hacerle fotos con el móvil. Cada vez que yo era testigo de cosas como esta, pensaba: «Sí, el coche es precioso, pero no deja de ser un Serie 3 con carrocería coupé, algo que BMW lleva fabricando desde hace casi cuatro décadas, así que, en realidad, no es nada innovador». Al fin y al cabo, lo que ha hecho BMW creando el Serie 4 es desmarcarlo del Serie 3 berlina. En resumidas cuentas, ha adoptado la estrategia de Audi, que dispone en su gama de un coupé derivado del A4 que no se llama A4 Coupé, sino A5. Con todo, el Serie 4 pretende robar clientes al exitoso A5, pero sólo lo podrá conseguir si realmente es mejor que este.
Para comprobarlo, hemos enfrentado a las variantes ´populares´ de ambos modelos –las equipadas con los motores diesel de acceso– con la ayuda de uno de nuestros lectores, Alejandro. «Siempre me ha gustado el diseño de los BMW y el del Serie 4 no es una excepción, pero la verdad es que el Audi tiene un empaque del que carece el BMW, y eso teniendo en cuenta que las dimensiones de ambos son prácticamente idénticas: el BMW es sólo 1 cm más largo –4,63 m–, 3 cm más estrecho –1,82 m– e igual de alto –1,37 m–. Eso sí, para ser justos, debemos mencionar que este Serie 4 no lleva ningún accesorio opcional, mientras que el A5 de nuestra prueba incluye el paquete deportivo S-Line –cuesta 2.000€ e incorpora faldones y paragolpes específicos– y unas llantas de 18″ –otros 1.190€–», apunta Alejandro. «De puertas para adentro me gusta más el BMW, pues su salpicadero tiene un diseño más curvilíneo y moderno y creo que todos los botones y mandos están ubicados de una forma más intuitiva. Además, sus plazas traseras son algo más amplias. Eso sí, por calidad, aunque los dos están a gran nivel, el Audi da la sensación de estar ligeramente por encima».
Audi A5 2.0TDI quattro Aut. |
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En cuanto a sus mecánicas, ambos equipan motores 2.0 diesel de cuatro cilindros. «El del Audi desarrolla 177 CV, mientras que el del BMW entrega 184 CV. Es una diferencia pequeña, pero el hecho de que esta unidad del A5 lleve tracción total Quattro y cambio automático S-Tronic –lo que, en total, añade algo más de 120 kg de peso–, se traduce en que el 420d es unos 150 kg menos pesado y, por eso, resulta más rápido –acelera de 0 a 100 km/h en 7,5 segundos; 0,3 menos que el A5–. Además, el propulsor del BMW ofrece una respuesta más enérgica a partir de 2.000 rpm, aunque por debajo de ese régimen, es el Audi el que proporciona más fuerza y una conducción más agradable. Por otro lado, esa considerable diferencia de peso repercute en otros beneficios a favor del BMW, como un menor consumo: en la práctica, el A5 gasta unos 6,7 l/100 km, mientras que el 420d se conforma con alrededor de 5,7 l/100 km», explica Alejandro.
«Respecto al comportamiento en carretera, el Audi muestra un mayor aplomo y confort circulando por autopista que el BMW, pero cuando nos adentramos en carreteras de curvas, todo cambia», comenta nuestro lector. «En tramos sinuosos, el carácter de estos dos coches es muy distinto. Por un lado, es cierto que la tracción total del A5 penaliza un poco su agilidad, pero también tiene su parte positiva, pues su capacidad de tracción es sobresaliente, lo cual permite salir muy rápido de las curvas lentas. Mención aparte merece su caja de cambio automática de siete velocidades: es francamente buena, ya que efectúa los cambios con una notable rapidez y precisión, de hecho, nunca se equivoca de marcha. En el lado opuesto está el 420d, un coche con el que puedes disfrutar más en tramos de curvas gracias a su propulsión trasera, su firme suspensión y su precisa dirección, que te transmite con transparencia lo que sucede en las ruedas delanteras. Todo ello, unido a un cambio manual de tacto durito –el automático cuesta 2.551€–, te involucra en la conducción en mayor medida que el Audi y, por eso, para mí, el BMW es más gratificante de conducir», concluye Alejandro.