A principios del presente año, el Ayuntamiento de Barcelona anunciaba la puesta en marcha de un programa piloto cuya función sería probar los radares de tráfico con tecnología láser a lo largo y ancho de toda la Ciudad Condal. Éstos cinemómetros, a diferencia de los fotográficos, hacen un ´barrido´ completo e instantáneo a través del cual pueden captar todas las infracciones que se estén realizando simultáneamente en su campo de visión.
Lo cierto es que lo que comenzó como una fase de pruebas ha acabado convirtiéndose en algo que ´inunda´ Barcelona. Y es que en todos los distritos de Barcelona ya existe, como mínimo, un radar de este tipo. De hecho, los agentes de la Guardia Urbana de la ciudad ya han comenzado a recibir cursos para dominar su manejo. Sin embargo, todo lo que rodea a estos nuevos radares ha generado mucha polémica después de ver la forma en la que son utilizados por los agentes.
Éstos se ´esconden´ detrás de un contenedor de basuras y abren el portón trasero del vehículo para camuflar la sirena; además, estos hechos han tenido lugar en ubicaciones en las que la seguridad vial no corre peligro alguno. Todo ello ha motivado que los vecinos barceloneses hayan manifestado su indignación ante la evidencia recaudatoria de los radares, que deberían estar situados en zonas donde haya necesidad de proteger la seguridad de las vías.