BMW lanzó este compacto eléctrico -mide 4 metros de largo- en el año 2013, y lo ha actualizado un par de veces desde entonces. Actualmente, se comercializa también una versión ‘deportiva’ –i3s-, más ancha y con mejor tacto de conducción… aunque ambas variantes emplean una batería de 33 kWh. Se espera una batería de mayor capacidad el año que viene.
Entre las virtudes del BMW i3 figura su aceleración, que es sobresaliente, así como la ergonomía del puesto de conducción, con un volante con amplios reglajes. Además de tener 170 CV, es el eléctrico más ligero, lo que se traduce en excelentes prestaciones y un buen tacto de conducción, sobre todo en la variante i3s, que cuenta con una suspensión un punto más firme.
Los ajustes y acabados también son muy buenos, aunque algunas superficies, fabricadas con fibras vegetales, tienen un aspecto ‘reciclado’ peculiar. El diseño, con sus puertas enfrentadas tipo libro, es muy original y no pierde la vigencia con el paso de los años; de hecho, su aspecto sigue siendo futurista.
En el lado negativo, las plazas traseras son pequeñas y la suspensión es bastante dura, hasta el punto de resultar incómoda sobre firmes bacheados. El equipamiento de serie es escaso y las opciones son muy caras. Debido a sus prestaciones, el consumo puede ser alto si no se practica una conducción ecológica. El precio es otro de sus puntos negativos, ya que es más caro que cualquiera de sus rivales -precios del BMW i3-.
¿Cuál es su autonomía real?
Si hablamos de autonomía, después de la actualización recibida en 2017, el eléctrico de BMW es capaz de homologar hasta 300 km con una carga, según el fabricante. También está disponible la versión de autonomía extendida -REX- que, gracias a un pequeño motor de gasolina bicilíndrico de 650 cc que actúa a modo de generador, puede ampliar la autonomía unos 150 kilómetros más. Después de ponernos al volante, hemos podido comprobar que, en condiciones reales, el BMW i3 tiene una autonomía de unos 180 kilómetros.
