Existen muchos puntos desde los que iniciar nuestro viaje, de hecho en casi todas las guías turísticas te proponen varias rutas dependiendo del dinero y el tiempo de que cada viajero dispone, aunque los lugares más normales y aconsejables son San Francisco y Los Ángeles, ya que si tenemos algún problema podremos dirigirnos al Consulado o a las pertinentes oficinas de turismo.
En nuestro caso, esta ruta de 15 días había comenzado con un viaje a Las Vegas del que ya te dimos cuenta en el número 129. Desde la ciudad más pecaminosa del mundo nos trasladamos a la capital del estado de Nevada, Carson City.
Al pie de las montañas
«En un pueblo… americano, al pie de las montañas.» Esta podría ser perfectamente la versión yanqui de la canción de Marco, y es que Carson City, una ciudad con 57.104 habitantes (similar a la población de Ávila), está situada al pie de Sierra Nevada, no la de Granada sino la de California, y a poco más de una hora del Lago Tahoe. Como casi todo este estado, su principal fuente de ingresos es el turismo, tanto nacional como extranjero.
En sus calles es fácil encontrar pequeños casinos, tiendas de recuerdos y almacenes para comprar ropa de esquí y de montaña, ya que esta es una zona muy apreciada por los amantes de la nieve y la naturaleza. La ciudad no tiene nada de especial, aunque sí hay algún edifico, como el del servicio postal o el Capitolio, que cuentan con una bonita arquitectura neoclásica. Hay que recordar que la ciudad nació a mediados del siglo XIX a raíz de la llamada fiebre del oro, gracias a la cual se pudo construir el ferrocarril.
De todas formas, y si sentimos más curiosidad por la historia de este lugar, podemos visitar el Museo Estatal de Nevada, así como el de máquinas de tren, ya que cuenta con verdaderas joyas que se encuentran en perfecto estado de revista. Pero, sin duda, lo más bonito de este valle es su paisaje.
Con la llegada del otoño -época en la realizamos nuestro viaje-, la brisa fresca y limpia de las colinas mece las hojas de los árboles mientras estas despliegan un abanico de tonalidades que van desde un verde intenso a una decadente pero hermosa paleta de amarillos, naranjas y rojos. Desde aquí podemos tomar dos rutas, hacia el norte por la estatal 395 hasta Reno o, por el contrario, hacia el sur en dirección Lake Tahoe.
Carson City y Lago Tahoe
La capital del estado de Nevada se encuentra muy cerca de la frontera con California y su nombre deriva de Christopher «Kit» Carson, un explorador del siglo XIX que encontró un río en el Eagle Valley, el Carson River. Su auge tuvo lugar durante la conocida «fiebre del oro» y, tras varias décadas de letargo, volvió a resurgir en los 60 con los casinos. Por su parte, el Lago Tahoe cuenta con una superficie total de 496 km2, con una extensión máxima de 35 km a lo largo y 15 a lo ancho. Está situado 1.899 metros de altitud.
Para más información:
www.carson.org/index.aspx
www.visitinglaketahoe.com
www.tahoesouth.com
Sacramento
El la capital del estado de California y una de las ciudades que más merece la pena visitar. Allí podemos encontrar el museo de Historia Nacional India y otros que nos explicarán toda la historia de la ciudad y del estado, desde su nacimiento con la fiebre del oro a mediados del siglo XIX.Es una ciudad con aspecto europeo, con una zona antigua muy bonita y en fase de restauración y cuenta con algunos edificos modernos realmente espectaculares, como uno con forma de pirámide en el campus universitario; aunque su edificación más famosa es, sin duda, su enorme puente amarillo que conecta la Avenida del Capitolio.
Naturaleza en estado puro
Tomamos la ruta 50, completamente nevada tras la tormenta de la noche anterior, y según vamos subiendo las coníferas hacen acto de presencia y, poco a poco, se van haciendo con el entorno hasta ser la especie dominante. De repente, y tras culminar el puerto, detengo el coche para contemplar la inmensidad del Lago Tahoe, con sus 496 kilómetros cuadrados.
Mire a donde mire todo es agua. Comenzamos a descender en dirección a Zephyr Cove Round Hill Village, en donde me han informado que existen barcos a vapor turísticos que realizan travesías. No podemos, sin embargo evitar el aparcar un rato el coche en un área de descanso con una serie de letreros en los que te dan información acerca del lugar. Nos adentramos un poco más para poder verlo sin que nos estorben los árboles y nuevamente nos quedamos atónitos.
El color azul cristalino del agua crea un contraste precioso con las montañas nevadas y los diferentes tonos de color verde de los pinos. Tras 15 minutos más de viaje, y ya llevaba como tres cuartos con paradas incluidas, por fin llegamos al lugar indicado. Donde en verano hay una playa hoy todo es una enorme extensión de nieve y solo los barcos más grandes navegan por las gélidas aguas de la zona. Las pequeñas embarcaciones permanecen amarradas tanto aquí como en las poblaciones de más adelante. Fíjate bien de donde detienes tu coche porque muchas zonas y accesos son privados y el resto son casi todos de pago.
Antes de dejar atrás el Lago Tahoe nos detenemos a tomar un café calentito en el pueblo de South Lake. La cercanía respecto a Carson City, y en menor medida a Sacramento, ciudad a la que nos dirigimos, nos permiten dormir en lugares más baratos sin renunciar a otra visita.
La Capital de California
Sacramento, ciudad desconocida para muchos, se encuentra a una hora y media al noreste de San Francisco. En nuestro periplo hacia allí, desde el Lago Tahoe, atravesamos numerosos parques naturales, y es que Sierra Nevada posee una de las concentraciones más grandes de zonas protegidas de todo Estados Unidos.
Según descendemos, y una vez que la nieve se ha retirado, decidimos adentrarnos por un camino, aunque si quieres perderte por estos parajes naturales infórmate bien en Internet acerca de los permisos necesarios y los horarios de visita. Tras más de una hora y media atravesando El Dorado Park llegamos a nuestro destino. Las zonas del extrarradio están bien comunicadas y son más baratas, por lo que podrás visitar sin problemas la ciudad y luego retirarte a descansar.
Si pretendes aparcar mira bien donde dejas el coche porque en lugares como el distrito financiero o el Old Town las tarifas son caras. Además, has de cerciorarte de que colocas el papel en la ventanilla que da a la calle, ya que los agentes de tráfico pasan en unos carritos motorizados.
Aunque no lo parezca esta ciudad merece por lo menos un par de días de estancia.
Prioriza y ve con calma ya que aquí tenemos que ver un gran número de museos, como el de Historia Nacional India, que está relativamente cerca del espectacular Capitolio. Además, es completamente imperativo comer, o mejor, cenar en uno de los restaurantes del puerto fluvial, así como merendar en alguna de las cafeterías de la zona vieja, que curiosamente se encuentra en un extremo. Hasta cierto punto Sacramento recuerda a una ciudad europea, con tranvías modernos circulando por sus calles y mucha gente montando en bici.
También merece la pena su arquitectura, tanto la representada por los rascacielos de la zona de negocios -esta se queda vacía a partir de las cinco- como por su puente amarillo, el Tower Bridge, que data de 1935, o los edificios más antiguos. Si lo nuestro es la vida nocturna esta ciudad nos satisfará con un gran número de locales con la más variada oferta musical, desde jazz a estilos más chic.
San Francisco
Muchas son las canciones que ponen banda sonora a esta ciudad, que desde los años 60 ha sido símbolo de revolución social y de luchas activas contra el sistema. Aquí el movimiento hippie encontró su lugar y activistas como Harvey Milk ponían los cimientos de la sociedad moderna. Tras un par de días en Sacramento nos desplazamos hasta San Francisco y desde que llegamos solo pensamos en atravesar el Golden Gate.
En la radio suena el famoso estribillo de la canción de Scott McKenzie «If you´re going to San Francisco be sure to wear some flowers in your hair…» y un escalofrío me recorre de arriba a abajo, ya que esta es de esas ciudades que tienen algo especial, un aura que las ha llevado a ser iconos del mundo actual.
Nos dirgimos a Vista Point, un mirador desde el que se divisa todo, incluida la famosa isla de Alcatraz y que, por supuesto, está hasta arriba de turistas. Una vez realizadas las pertinentes fotos, tomamos un desvío a 50 metros de nuestro emplazamiento actual y realizamos un bucle por los alrededores que nos lleva al precioso faro de Point Bonita así como al Rodeo Lagoon y al Rodeo Cove para regresar a la ciudad, lo cual te costará seis dólares, uses el puente que uses.
Tras comer, decidimos tomar un tranvía -una de las mejores formas de desplazarse por la ciudad- hacia Lombar Street, uno de los lugares más característicos de San Francisco. Aunque nos resulte algo más caro, es mejor buscar ofertas para alojarse dentro de la bahía, ya que nos podremos desplazar mejor.
Ya por la noche la zona del Pier 39 se llena de color y de gente con multitud de espectáculos en vivo y un gran número de locales y restaurantes. Aquí podremos encontrar desde zonas de ambiente a «garitos» de lo más moderno, todo entremezclado. Dentro de esta vorágine, contrasta el elevado número de mendigos que hay pidiendo limosna.
Carretera Pacific 1
Con una longitud total de 1.055 km, parte de Leggett Valley (condado de Mendocino) hasta Dana Point, a 133 kilómetros al norte de San Diego. El comienzo de su construcción data de 1919 aunque el término de Highway 1 no se le acuñó hasta 15 años después. Atraviesa ciudades como San Francisco o Los Ángeles y confluye con hasta nueve vías más.
Más info: California State Route 1.
Los Ángeles
Es la seguna ciudad de EE.UU. en número de habitantes y el condado más grande del estado. Los primeros europeos llegaron al área en 1542, liderados por Juan Rodríguez Cabrillo, un explorador castellano que reclamó el área como ciudad de Dios en nombre de la Corona de Castilla, pero continuó su viaje sin asentarse en el lugar.
Gaspar de Portolá, junto al misionero franciscano Juan Crespi, fundaron la ciudad el 2 de agosto de 1769. Actualmente, es conocida por su clima soleado durante todo el año, sus playas y por una potente industria del cine, que es el principal motor económico de la zona.
Entre los lugares que no se deben dejar de visitar está la zona de Venice Beach, famosa por la serie de televisión Los vigilantes de la playa; el muelle de Santa Mónica, lugar en el que finaliza la Ruta 66; y las playas de Malibu en las que los entusiastas del surf se tiran horas y horas. Más hacia el norte encontrarás el observatorio Griffith y Hollywood Hills hasta llegar a la carísima Beverly Hills.
Dentro de la ciudad, y si te gustan las compras, has de acercarte a Sunset Boulevard o Wilshire Boulevard, que es donde se encuentran las zonas más exclusivas, junto a las dos mencionadas anteriormente. Por esta zona también puedes encontrar el museo Petersen, un lugar en el que Hot Rods, Custom, coches de película, clásicos, superdeportivos y hasta Hot Wheels a escala 1/1 son expuestos en un recorrido que hará las delicias de cualquier aficionado al automóvil.
Más información en www.lacity.org/index.htm
Los ángeles y demás
Los Ángeles -la única ciudad en la que una camarera te sirve un refresco y al día siguiente es actriz- es uno de nuestros últimos objetivos. Abandonamos San Francisco en dirección sur por la Ruta 66 del pacífico, la Pacific Highway 1. A lo largo de ella descubriremos parajes increíbles, playas con leones marinos y un gran número de bodegas vinícolas esparcidas por el litoral.
Hay que decir que los vinos californianos son muy apreciados así que…
Hay que tener claro que la ciudad en sí no es gran cosa aparte del paseo de la fama o los estudios de cine. Lo realmente bonito se encuentra en las colinas de Hollywood Hills, con unas vistas preciosas y, sobre todo, en su costa.
Si eres amante del surf has dado en el clavo, y si no, siempre puedes pasear por las largas playas de la costa, practicar deporte, o cenar en lugares como el muelle de Santa Mónica o en el Balboa Point, en el condado de Orange. Pero, sobre todo, contemplar las espectaculares puestas de sol y el manto de estrellas acostado sobre una alfombra de arena fina. Por supuesto, Los Ángeles y los alrededores resultan los lugares más caros y cualquier plan de esparcimiento conlleva inevitablemente coger el coche. Una vez estés allí hazte con una guía de ocio ya que la oferta de diversión es amplísima.
A diferencia del primer trayecto por la 1, totalmente salvaje, nuestro recorrido hacia San Diego está marcado por la edificación masiva de casas que, aunque son bonitas, generan un gran impacto medioambiental. La gente con más dinero adquiere viviendas de verano en enclaves como Palos Verdes, Manhatan Beach o Laguna Beach que durante el resto del año se quedan algo más vacíos y por los que se puede pasear sin problemas y aparcar el coche suele ser gratuito.
Seguimos hasta Dana Point donde nuestra famosa carretera toca a su fin y nos vemos obligados a tomar la interestatal hasta llegar a la ciudad de San Diego, última parada de este espectacular viaje.
¿Qué se puede destacar de aquí? Sobre todo dos cosas; la climatología y el parque acuático más famoso del mundo, el Sea World, con espectáculos en vivo de orcas. Por su parte, la zona del puerto también es de las más bonitas con una arquitectura moderna en la que los edificios acristalados con un tono azul son la tónica dominante.
Si estás pensando en realizar este viaje ten en cuenta que lo mejor es dedicarle por lo menos un mes, ya que al norte de esta ruta existen muchas más cosas para ver. El alojamiento es barato y el combustible también. Planifícate bien y vivirás una experincia inolvidable.
Puestas de sol como las que podemos contemplar en Hungtinton Beach son las que han inspirado a músicos, escritores y demás artistas.
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