Pocas cosas hay más impopulares, que vaciar el bolsillo del votante poco antes de que acuda a depositar su papeleta en la urna en unas elecciones. Es por eso que, quizás, el número de multas descienden notablemente durante la campaña electoral.
Según datos del Departamento Jurídico de Dvuelta, entidad dedicada a la defensa de los conductores, sólo durante el mes de mayo de 2016, las notificaciones publicadas por las distintas administraciones españolas en los boletines oficiales cayeron casi un 56% con respecto al mismo mes de 2015. Si al dato anterior le sumamos que, en 2015, cuando se celebraron elecciones municipales y autonómicas, el volumen de notificaciones había caído en ese mismo mes un 33% con respecto a 2014, las hipótesis se convierten en realidad.
Los descensos sólo pueden responder a la voluntad de los distintos gobiernos y administraciones de «relajar» la presión sancionadora de los conductores -posibles votantes-, ya que en numerosas ocasiones, el resto de factores con influencia en la circulación deberían suponer un incremento sancionador.
Con estos datos tan evidentes, DVuelta viene a demostar el carácter eminentemente recaudatorio de las multas de circulación; porque lo que no se entendería es que esa relajación sancionadora se realizara sacrificando la seguridad vial a la que, se supone, está sometido el régimen sancionador en materia de tráfico.