Cargar fuera del domicilio suele ser más caro, pero no más complicado. Aquí distinguimos dos tipos de carga: la de oportunidad y la de viaje, o ultra-rápida. La carga de oportunidad es la que sueles realizar en un centro comercial, un párking, hotel o restaurante. Usarás una caja mural parecida a la de tu casa, pero normalmente dotada de más potencia. Generalmente, eso se traduce en que cargarás tu coche a 11 kW, y una carga completa podría llevarte unas seis horas (dependiendo de la capacidad de tu batería; un PHEV estaría listo en menos de dos horas).
El coste de estas cargas suele ser superior al de la electricidad doméstica, pero tampoco muy elevado… en el orden de los 0,35€ por cada kWh recargado (el coste lo pone el establecimiento o el operador del punto). Este tipo de carga se denomina “de oportunidad” porque suele tener lugar mientras haces otra cosa: comes, vas a una reunión, visitas un lugar, realizas unas compras… de manera que la velocidad de carga no es un factor crítico.
¿Cómo se carga en los viajes?
Aquí entramos directamente en el terreno de la carga ultrarrápida. De nuevo, el sistema es sencillo… más aún si cabe que la carga “normal”. Hasta ahora, habíamos cargado usando un tipo de electricidad que se llama “corriente alterna” y un dispositivo montado en el coche llamado “cargador embarcado” que básicamente es una versión grande del cargador que usas con tu móvil o portátil.

El problema de ese cargador es que no es lo bastante potente como para cargar el coche tan deprisa como queremos… de manera que la carga ultrarrápida recurre a cargadores externos que son capaces de alcanzar potencias muy elevadas (de hasta 360 kW, de manera que el límite lo suele poner el coche, y no el cargador) que permiten cargar del 10% al 80% en tiempos que, en los modelos más sofisticados, ya son inferiores a los 20 minutos… aunque es estándar actual suele ser de unos 30 minutos. decir 30 minutos sería una cifra más juiciosa.
Pero… ¿existen suficientes?
En la actualidad, rotundamente sí. No obstante, sigue siendo recomendable un poco de planificación. Lo primero, es salir de casa completamente cargados. Ese simple gesto significa que vamos a recorrer unos 300 km antes de la primera parada. Después, los navegadores de los coches ya son capaces de planificar las paradas necesarias durante el recorrido, indicando cuanto vamos a estar en ellas (suelen ser menos de 20 minutos).
Si el navegador de tu coche no es capaz de hacerlo o no lo hace del todo bien, hay una aplicación de planificación de viajes excelente llamada A Better Route Planner, y otra llamada Electromaps que es ideal tanto para comprobar que el cargador al que te diriges está efectivamente operativo como para activar cargadores de diferentes redes desde una sola aplicación.
¿Cómo va la cosa cuando llego al cargador?
Fácil y sencillo. Primero, escoge tu punto de recarga, que será de un operador. Algunos, como MOEVE o Repsol Movilidad Eléctrica, son parte de compañías multienergéticas. Otros, como Zunder, están especializados en recargas. Es posible que pares en un Iberdrola – bp pulse, que es una asociación entre una eléctrica y una petrolera. En realidad, lo anterior es indiferente. En la práctica llegarás, enchufarás el coche y activarás el cargador.

Al principio, esto solía requerir usar la aplicación del operador (y se traducía en llevar muchas apps en el móvil), sin embargo, eso está cambiando rápidamente, porque los cargadores ya permiten pagar con tarjeta, y cada vez hay más “interoperabilidad” entre redes. Esto último significa que, por ejemplo, es posible activar cargadores de, por ejemplo, Zunder, desde las aplicaciones de Iberdrola o Repsol (se llama Waylet; en esta página hemos recopilado los QR de las más habituales). En cualquier caso, muchos operadores ya ofrecen un sistema llamado Autocharge, mientras que los coches comienzan a incorporar otro llamado Plug&Charge; en ambos casos, una vez enchufado el coche, la conexión del cargador y el cobro ocurren de manera automática, sin tocar nada.
¿Cuál es el futuro?
Podría decirse que ya está aquí: cargas más rápidas, más cómodas, con hubs de carga más grandes y fiables y un proceso más sencillo. Aunque la puesta en servicio de un punto no es rápida (sobre todo, por cuestiones administrativas) todos los Operadores de Puntos de Carga (ese es su nombre técnico) llevan un par de ños ejecutando planes muy ambiciosos de despliegue de cargadores, y en los próximos dos años van a “salir como setas”.
Los sistemas Autocharge y Plug&Charge se volverán habituales, de manera que simplemente tendrá que enchufar el coche y tomar un café. El estándar mínimo de potencia comienza a tender a los 150 kW, llegando hasta los 400 kW. Eso es suficiente para garantizar que cualquier coche se cargue en el tiempo mínimo anunciado por su fabricante. Y ya se están desplegando los primeros cargadores MCS para camiones, capaces de cargar a más de un megavatio de potencia (eso es un millón de vatios o el equivalente a 200.000 bombillas led domésticas). De manera que el futuro es brillante, eléctrico… y se acerca a toda velocidad.