En los últimos años, los vehículos de GNC se han convertido en una perfecta alternativa a los que utilizan motores de combustión convencionales, tanto que sus ventas han mejorado de forma notable y, en algunos casos, se ha llegado al máximo de su producción. Son más limpios, contribuyen al ahorro de combustible y se favorecen con ciertos beneficios otorgados por su condición ecológica, como descuentos en las zonas de estacionamiento regulado, en el impuesto municipal de circulación o el distintivo ECO de la DGT, que les permite acceder al centro de las grandes ciudades y les exime de las restricciones a la circulación en episodios de alta contaminación.
Su precio de venta, el rendimiento, la autonomía y las pocas diferencias que existen a la hora de comparar un modelo de GNC con su homólogo de gasolina también son factores decisivos a la hora de comprar un vehículo de estas características; en resumen, son ecológicos, con un combustible más económico e igual de seguros que un coche de gasolina o diésel. Pero todavía hay muchas personas que no saben cómo funcionan y cómo son por dentro; gracias a Seat, analizamos un coche de GNC por dentro y te explicamos su funcionamiento.
Para empezar, hay que aclarar que los coches de GNC son prácticamente iguales a los demás. Andrew Shepherd, responsable de producto GNC de Seat, explica que «los coches de gas están diseñados, fabricados y homologados según los más altos estándares de calidad de la industria». «Ni durante su producción ni tampoco al conducirlo existen diferencias. A mí me gusta decir que el GNC no es un ´rara avis´, sino un coche tan fiable y seguro como todos los demás«, concluye Antonio Calvo, Director de movilidad sostenible de Seat.
Los modelos de GNC tienen un solo propulsor y funcionan con dos combustibles. Por defecto, el coche circula con gas hasta que éste se agota. El cambio a gasolina se efectúa automáticamente y es imperceptible para el conductor porque las prestaciones del motor son idénticas con ambos combustibles. «El motor incorpora muchos componentes reforzados específicamente para la combustión de gas natural. Cumple con las normativas de emisiones más exigentes, y prueba de ello es el distintivo ECO concedido a los coches de GNC por la DGT«, explica Andrew Shepherd.
No hay diferencias en la conducción
En marcha es muy difícil notar diferencias a la hora de conducir con gas natural o gasolina. Un testigo en el panel de instrumentos, eso sí, informa al conductor sobre el combustible que se está utilizando en cada momento. Si el testigo está encendido, el motor funciona con gas natural, mientras que si está apagado indica que el propulsor se está alimentando con gasolina. Otros dos indicadores proporcionan información sobre el nivel de cada combustible y el ordenador de viaje ofrece datos sobre la conducción, como el consumo y la autonomía de cada combustible.
También hay que hablar del repostaje. Tienen doble boca de carga bajo la misma tapa, por lo que basta levantarla para visualizar las dos boquillas de carga para ambos combustibles, el GNC y la gasolina. «El repostaje es parecido al de un coche de gasolina o diésel. La posición de la boquilla no cambia y se tarda prácticamente lo mismo. Además, al efectuarse con gas, ni huele ni gotea», comenta Antonio Calvo.
Tan seguros como el resto de vehículos
Es importante aclarar que son tan seguros como cualquier vehículo diésel o de gasolina. En el caso de los Seat TGI, cuentan con dos depósitos herméticos que se sitúan debajo del piso del maletero, donde normalmente se ubica la rueda de repuesto. Ambos están fabricados en acero de alta resistencia con un tratamiento anticorrosión y cuentan con unas electroválvulas de seguridad que mantienen el gas en su interior de forma totalmente estanca y solo se abren al poner el contacto. Cada cuatro años, el estado de conservación de los depósitos se debe verificar y sus componentes están preparados para soportar condiciones extremas. «Los depósitos de este tipo de coches resisten una presión de 200 bares, pero están fabricados para soportar más del doble, por lo que la seguridad está garantizada«, apunta Antonio Calvo.
En caso de choque, los vehículos de GNC cumplen con los estándares más estrictos de la industria. A lo largo de su fase de desarrollo se someten a una serie de pruebas, como los crash-test, para garantizar que son totalmente seguros. «En el caso más extremo de altas temperaturas provocado por fuego, se liberaría el gas de forma constante y controlada gracias a los termofusibles ubicados en cada depósito, evitando así una acumulación excesiva de presión«, explica Shepherd.