Con el precio de los coches nuevos absolutamente disparado, cada vez son más los compradores que dirigen sus pasos hacia el mercado de los usados. Sin embargo, adquirir un coche de segunda mano es algo que sigue despertando muchas sospechas entre los compradores, sobre todo si no son expertos en el mundo del motor.

En este artículo, te damos algunas claves para saber si el coche que vamos a adquirir puede ser una buena compra o no.
Primero: quién te lo vende y de dónde procede
Es una de las claves, aunque por supuesto no tiene por qué asegurar nada. Por ejemplo, que sea un coche que te vende alguien de plena confianza, como un familiar cercano o un amigo, y del que conoces cosas como el uso que ha recibido, el mantenimiento, etc., suele ser siempre una de las mejores alternativas para comprar un coche.
También suele ser recomendable acudir a centros de venta de coches de usados del que tengamos buenas referencias a través de conocidos, o incluso experiencias previas nuestras. No conviene fiarse demasiado de las valoraciones que veamos en internet de sitios desconocidos, pues pueden ser comentarios manipulados.
También suele ser recomendable acudir a grandes centros de venta de vehículos usados con muchos años de experiencia y reputados, sobre todo si pertenecen a una marca o un grupo de coches, como Das Welt Auto, que pertenece al Grupo Volkswagen, o a empresas como AutoHero, que incluso en este último caso te dejan probar el coche durante 21 días o 500 kilómetros sin compromiso. Pasado ese tiempo, y siempre y cuando el coche no haya sufrido ningún desperfecto, te permiten devolverlo reintegrándote todo el dinero o cambiarlo por otro.
Por último, es recomendable saber qué tipo de vida ha tenido el coche anteriormente. Por ejemplo, un coche usado que provenga de una empresa de alquiler de coches, es probable que haya sufrido un peor trato que un coche proveniente de un único dueño. Los coches procedentes de rentings o leasings también suelen ser modelos interesantes de adquirir.
Segundo: la documentación
Comprueba siempre que está todo en regla y que no pesa ningún tipo de carga o multa sobre el vehículo (pincha aquí para saber más). Si tiene más de cuatro años, recuerda que ha tenido que pasar la ITV. Es muy recomendable hacer siempre la compra a través de una gestoría en caso de ser un particular; nos saldrá un poco más caro, pero nos evitaremos muchos quebraderos de cabeza.
Pide también que te muestren todo el historial de mantenimiento del coche o, al menos, facturas que demuestren qué tipo de operaciones se han realizado en el coche. Saber si han utilizado recambios de primera marca u otros de marca blanca es siempre un buen indicativo de cómo se ha cuidado el coche.
Tercer: estado general de la carrocería y del interior
En el caso de la carrocería, fíjate en el estado de la pintura, en posibles desajustes o deterioro de los paragolpes o los faros, en que todas las puertas cierren correctamente y en que no se aprecien grandes desajustes entre las piezas. En muchas ocasiones, una mala reparación de un golpe puede provocar estos desajustes y, en caso de que haya sido un golpe fuerte, también es posible que se aprecien esos defectos. Tampoco pasa nada porque haya sufrido alguna reparación, siempre y cuando no haya sido un problema que haya afectado a la estructura del vehículo y, sobre todo, que haya quedado bien reparada.

En el interior, fíjate en el estado de los asientos, sobre todo en la zona lateral de la banqueta del conductor o en los laterales del respaldo, en el estado del volante, de los pedales o del pomo del cambio y, también, en que todos los mandos funcionan correctamente.
Cuarto: pruébalo
Si estás acostumbrado a conducir sólo un coche, es probable que todo te resulte muy diferente cuando pruebes un coche diferente. Sin embargo, fíjate en cosas básicas como en que no haya vibraciones en el motor, que el ralentí del motor se mantenga estable, que el pedal del embrague tiene un tacto normal y no vibra, que la respuesta del motor es progresiva, que no se aprecian ruidos extraños provenientes de la mecánica o que no ves salir humo por el escape cuando aceleras.
Aprovecha también para comprobar el nivel de aceite y de refrigerante y el estado de elementos como las ruedas o los discos de freno, si es que puedes verlos a través de alguno de los huecos de las llantas.
Quinto: llévalo a un taller
Los dos pasos anteriores te servirán para detectar problemas graves, pero los pequeños detalles sólo los podrá ver un profesional. Por eso, busca un taller de confianza y concierta una cita para que comprueben el estado del vehículo. Además de probarlo, podrán examinarlo en un elevador, conectar una máquina de diagnosis para comprobar diferentes parámetros… Sospecha del vendedor si se niega a que realices esta prueba.
Cómo puedo saber si el coche de segunda mano que voy a comprar está libre de multas y cargas