La conducción autónoma cada vez está más cerca de ser una realidad. Para poder llevarla a cabo es necesario que la tecnología se encuentre en perfecto desarrollo, una buena infraestructura de las carreteras y que la reglamentación y las normas estén establecidas.
Apenas hay coches preparados para ello y países dispuestos a dejar circular a este tipo de vehículos por sus vías. Pero bien es cierto que son múltiples las marcas que no quieres dejar pasar esta oportunidad y seguir a Tesla en este paso hacia el futuro de los coches autónomos, como por ejemplo General Motors, Hyundai, Mercedes-Benz, etc.
Vistos los diferentes incidentes producidos en las carreteras de Estados Unidos con los coches autónomos, Reino Unido es uno de lo primeros países que quiere establecer un marco legal para la conducción autónoma en las carreteras británicas, para evitar posibles problemas y prepararse con cierto tiempo para el futuro que viene por delante. Este anuncio se produjo durante el Discurso del Rey, en la ceremonia anual que marca la apertura del año legislativo en el Parlamento británico.
Normativa coches autónomos Reino Unido
Según la nueva legislación, que está programada para ser votada en breve, la responsabilidad en incidentes que involucren a coches autónomos, de nivel cuatro o superior, recaerá automáticamente sobre el fabricante o el operador del vehículo. Este enfoque, único en su clase, busca proporcionar una clara responsabilidad jurídica y evitar problemas en casos de accidentes o situaciones de riesgo.
Desde el momento en que un vehículo autónomo se introduzca en las carreteras británicas, estas empresas estarán obligadas a cumplir con estrictos requisitos de seguridad. Las consecuencias por incumplimiento son severas e incluyen multas, medidas correctivas, suspensión de la explotación e incluso sanciones penales en casos graves.
Este enfoque contrasta con situaciones pasadas en otros lugares, como Estados Unidos, donde la responsabilidad recae en el conductor humano en casos similares. El gobierno británico busca así establecer un precedente global en la regulación de los coches autónomos y ofrecer claridad en un ámbito que sigue siendo una incertidumbre en muchos países.
El proyecto de ley también aborda la necesidad de una definición clara de los sistemas de conducción autónoma y prohíbe el uso de términos engañosos, como «Full Self-Driving». Esta medida impactará directamente a fabricantes como Tesla, que se verán obligados a cambiar el nombre de sus sistemas de acuerdo con las nuevas directrices.
Este enfoque proactivo del gobierno británico ha sido bien recibido tanto por fabricantes como por aseguradoras. La claridad en la responsabilidad de los coches autónomos simplificará los procedimientos para las compañías de seguros y aliviará las preocupaciones del público sobre sus propias responsabilidades, que continuarán siendo iguales cuando conduzcan ellos y en lo que respecta al cuidado y revisiones del vehículo.