El agua no se lleva demasiado bien con los metales, las conexiones eléctricas, las tapicerías… así que es fácil comprender que, cuando hay una inundación, los daños en el vehículo pueden ser incalculables.
De hecho, en muchas ocasiones se pueden valorar los daños y repararlos, pero es posible que, a medio y largo plazo, surjan nuevas averías relacionadas directamente con aquella inundación. Y eso teniendo en cuenta que la reparación, a buen seguro, habrá supuesto un gasto muy considerable
Por ese mismo motivo, lo primero es saber cuál es el valor de mercado del coche. Si se trata de un coche con varios años cuyo coste en el mercado no supere los 3.000 euros, es más que probable que no compense repararlo bajo ningún concepto.
Ahora bien, además del valor del coche en el mercado, también se puede hacer una especie de prevaloración en función de cuánto se haya inundado el coche. Por ejemplo, si la riada se lo ha llevado, golpeado y cubierto de agua por completo durante horas, los gastos van a ser tan elevados que rara vez nos compensará arreglarlo: tiene que ser un coche muy nuevo y con un precio elevado.

Cuándo se puede pensar en repararlo
Entonces, ¿cuándo se puede decir que puede resultar interesante reparar el vehículo después de una inundación? Pues, si se trata de un coche con menos de cinco años, es probable que nos compense repararlo siempre y cuando la inundación apenas haya afectado al interior y poco al vano motor. Si estas dos partes se han salvado al menos en una gran parte, es muy probable que podamos reparar el coche sin un coste demasiado elevado y, además, es muy probable que no suframos averías derivadas del suceso a medio o largo plazo.
Al motor no le pasará nada si no está completamente cubierto de agua. Si lo está, o incluso si se ha anegado a media altura, ya podemos empezar a tener problema. Si el motor no estaba en marcha, puede que éste no haya sufrido muchos daños y baste con cambiar fluidos, filtros y limpiarlo todo concienzudamente, pero ten en cuenta que otro elementos como la caja de cambios, el alternador o el embrague pueden sufrir daños por el barro que suele tener esa agua.
La caja de cambios tiene un respiradero, y por ahí es fácil que se cuele ese barro cuando la caja está sumergida, y algo parecido ocurre con el alternador o las correas de servicio (incluso la de distribución) que pueden verse dañadas por esa acumulación de barro y arenilla.
Que elementos como los discos de freno, los amortiguadores, las transmisiones o los faros se mojen, no es demasiado grave. Es más, probablemente no haya que hacer nada más limpiarlos. Por tanto, que el agua sólo haya afectado a estos elementos no debe tener mucha importancia.
¿Y el escape? Depende de cuánto se haya llenado de agua y de qué tipo de escape sea. Si se trata de un escape normal, con catalizador, es probable que baste con desmontarlo y vaciarlo de agua, si acaso. Si tiene filtro de partículas y el agua ha llegado hasta allí, es recomendable desmontarlo y proceder a su limpieza.
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