La seguridad del tráfico depende de tres factores vinculados estrechamente entre si: el hombre, el vehículo y las infraestructuras. Los fabricantes de automóviles invierten todos los años grandes cantidades de dinero en los sistemas de seguridad de sus vehículos, logrando que año tras año, sus modelos sean más seguros.
Los dispositivos incorporados en los vehículos, así como las medidas adoptadas, garantizan los más altos niveles de seguridad y las mejores condiciones de conducción -seguridad preventiva-, reduciendo el riesgo de accidentes (seguridad activa), limitando las consecuencias en caso de impacto -seguridad pasiva- e incrementando la seguridad contra los intentos de robo -seguridad psicológica-.
Las marcas de vehículos incorporan en la actualidad los denominados sistemas ADAS (Advanced Driver Assistance Systems), sistemas que hacen que la conducción de un vehículo sea una experiencia diferente, confortable y segura, delegando en el vehículo el control de muchas circunstancias que se dan durante la conducción.
Hablar de los sistemas ADAS significa pensar en sistemas con sensores, radares, cámaras que controlan continuamente el entorno del vehículo para evitar atropellos o impactos contra otros vehículos u objetos, peatones, ciclistas, animales, etc., haciendo que el vehículo se convierta en un sistema autónomo.
Las cámaras, sensores y radares están comunicados entre si, con lo cual, si el vehículo ha sufrido un accidente o simplemente al estacionar nos han roto el radar de detección de peatones incorporado detrás del paragolpes, para repararlo será necesario calibrar todos los sistemas o de lo contrario podremos tener problemas ante una situación inesperada si no se han calibrado correctamente.
Los talleres de reparación de vehículos tienen la obligación de adaptarse a los nuevos sistemas tecnológicos que incorporan los vehículos, formarse y dotar las instalaciones del taller de los sistemas de última generación para dichas reparaciones.
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El cambio de la luna parabrisas delantera, conlleva especial precaución, dado que, detrás del espejo retrovisor puede llevar incorporara una cámara de detección de peatones o de cambio involuntario de carril y una ligera variación en el pegado de la luna puede provocar que el sistema nos de problemas.
La sustitución de un paragolpes puede ser un problema, ya que, detrás del mismo podemos tener incorporado un radar de detección de peatones y necesita ser calibrado para su buen funcionamiento.
¿Qué precauciones se deben tomar ante una reparación?
Si el vehículo incorpora sensores de aparcamiento, van instalados en los paragolpes, alojados en unos orificios practicados en éste y en un número determinado, dependiendo si solo cumplen la función de avisar acústicamente al estacionar de forma convencional o si miden la plaza de aparcamiento asistido.
Cuando en una reparación hay que sustituir el paragolpes por completo, puede ser que se suministre sin los orificios (según la marca) y haya que practicar dichos orificios en el taller de reparación, debiendo tener los útiles para tal fin, con diferentes diámetros para cada tipo de sensor.
Si la reparación es un pequeño daño, roce, fisura, etc. hay que tener especial precaución en su reparación, ya que puede verse afectado el funcionamiento, si no quedan colocados los sensores en su posición original.
Si se pinta un paragolpes, las instrucciones de los fabricantes de vehículos especifican que los sensores no deben ser pintados, porque aplicar más capas al sensor puede provocar fallo en su funcionamiento y lo recomendable es desmontarlos para evitar se depositen capas adicionales de pintura. En cambio, si se sustituye un sensor por estar defectuoso, éste viene sin pintar y entonces si hay que seguir el mismo proceso de pintado que se sigue para pintar el paragolpes.
No obstante, pruebas realizadas por expertos en reparación de automóviles, indican que tanto las capas de pintura en los sensores o la reparación del paragolpes, no interfieren en su normal funcionamiento y que una vez montados, en algunos casos, son reconocidos por el calculador del sistema de aparcamiento, sin necesidad de realizar ninguna actualización.
Otro sistema que incorporan los vehículos, es el Sistema de Protección de Peatones, sistema de seguridad pasiva dotado de sensores y otros elementos que realizan la detección.
Algunos fabricantes de vehículos han desarrollado un sistema con un reducido tamaño, que consta de dos sensores colocados en cada extremo interior del paragolpes delantero, y unidos ambos, por una tubería de fibra la cual está llena de aire en su interior.
Cuando existe un atropello, el impacto hace que en el interior del tubo de fibra se produzca un cambio brusco de presión del aire que existe en su interior. Cuando esto ocurre, el sistema activa el capó activo, levantándose unos centímetros la parte trasera del capó y también el airbag para peatones, si el vehículo lo lleva incorporado. Por lo tanto, a la hora de la reparación de un sistema de estas características, el sistema activo del capó se rearma de forma automática y en cuanto a los sistemas pirotécnicos y bolsa de aire (airbag para peatones del capó), se cambiarán los sistemas que el fabricante indique.
Otros de los sistemas que se incorporan en los vehículos son los radares, que sirven para detectar la distancia ente el vehículo y el peatón u objeto. Van instalados tanto en la parte delantera y trasera del vehículo con anclaje fijo al chasis o carrocería, y detrás del paragolpes e incluso insertado en el mismo paragolpes. Ante un impacto, el radar puede sufrir daños o, incluso, nos pueden causar daños los propios conductores de otros vehículos que al estacionar golpeen a nuestro coche. En caso de tener que sustituir el paragolpes, si el radar va colocado en la carrocería, no habrá que realizar ninguna operación de regulación o calibración del mismo.
En el caso de que el radar sufra daño con el golpe, habrá que sustituirlo por otro nuevo y según indique el fabricante, calibrar para su correcto funcionamiento a través de la máquina de diagnosis destinada a tal fin. Cuando se realiza la reparación de un paragolpes, existen manuales de trabajo que proporcionan los fabricantes de vehículos, donde se especifica como debe ser el pintado del mismo. Se debe quitar la pintura de la zona donde va incorporado el radar aplicando una sola capa sin pintura de base y sin superar las 150 micras de espesor.
Algunos fabricantes de vehículos prohíben la reparación del paragolpes, de pequeñas fisuras o roturas y recomiendan que sea sustituido integro. Otros delimitan la reparación 25 cm alrededor del radar. En definitiva, la sustitución del radar delantero sí necesita calibración y los radares traseros según especificaciones del fabricante, pero en la mayoría de los casos no es necesario.
Las cámaras se pueden montar en varias partes del vehículo, pudiendo ser perimetrales, alojadas en los espejos retrovisores, en la parte delantera del vehículo y como asistentes en la maniobra de marcha atrás, siendo preciso realizar su ajuste después de una reparación, al igual que las cámaras de visión para detectar peatones o cambios involuntarios de carril.
Al ser cámaras de alta precisión, están calibradas de forma electrónica y requieren ser recalibradas después de su desmontaje y montaje. Como comentaba anteriormente, si se sustituye la luna parabrisas delantera con cámara, hay que desmontarla de su alojamiento y posteriormente al sustituir la luna hay que ajustar y calibrar dicha cámara. Existen dos tipos de calibración de las cámaras:
- Calibración dinámica
- Calibración estática
La calibración dinámica de cámaras hay que realizarla con una máquina de diagnosis, ajustando antes y recalibrando o autocalibrando dicha cámara en carretera, teniendo en cuenta que esta operación se debe realizar en condiciones meteorológicas idóneas, sin que llueva, haya niebla o nieve.
En cuanto a las cámaras y radares que necesitan calibración estática, se necesita una maquina específica. Los fabricantes que comercializan dichas máquinas de calibración son: Bosch, Texa Ibérica y Hella Gutmann. El avance de los sistemas tecnológicos incorporados en los vehículos provoca que los talleres de reparación de vehículos estén obligados a estar al día en equipos y máquinas para poder hacer frente a reparaciones tan complejas.
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