Tras una semana de abundante lluvia, el circuito de pruebas promete diversión. Antes de subir a bordo del Astara 01 Concept, el buggy propulsado por e-fuel con el que Óscar Fuertes y Jesús Calleja han disputado la pasada edición del Dakar, mil preguntas rondan mi cabeza. En una pista con una adherencia tan precaria, ¿será difícil de meter en las curvas más lentas? ¿Y la dirección? ¿Acabaré molido contravolanteando? ¿Cómo de complicado va a ser dar con el punto de frenada? ¿Me apañaré con el embrague hidráulico y el cambio secuencial de dientes rectos?
Todas las preguntas y temores pasan de inmediato a un segundo plano cuando Sergio, el responsable de mecánicos de SMC Motorsports, abre la diminuta puerta de ala de gaviota, arranca el coche y me invita a “deslizarme” dentro. Concentrado en seguir el ritual en el orden correcto, casi no reparo en el enorme estruendo del motor V8 sonando al ralentí a escape libre ni en olor de la combustión con mezcla rica de e-fuel, un aroma volátil algo diferente al de la gasolina de competición de origen mineral.
Me encaramo, de espaldas, al grueso montante de la puerta, sobre el que apoyo mis posaderas y giro el cuerpo mientras flexiono la pierna derecha para introducirla en el habitáculo. A continuación van la pierna izquierda, la cadera y, lo más difícil, la cabeza, adoptando una posición casi fetal para evitar golpear con la parte superior de la puerta y las protecciones del baquet Sparco mientras las manos van buscando apoyos sólidos en el interior. Una vez dentro y perfectamente atado, me encuentro cómodo, como si hubieran ajustado todo especialmente para mí.
Óscar Fuertes, copiloto por un día
Óscar se sienta a mi lado, en el asiento del copiloto, desde donde me da una clase rápida sobre los mandos. Siempre positivo, transmite confianza y, a diferencia de lo que muchas veces ocurre con otros pilotos y sus máquinas, se muestra relajado al dejar a otro los mandos y vivir la experiencia desde el asiento derecho. “No te preocupes de nada porque es muy fácil de llevar. El cambio secuencial es sencillo. Pisas el embrague, llevas la palanca primero hacia delante y luego hacia atrás. Para subir marchas, embrague y palanca hacia atrás. Y para bajarlas, palanca hacia delante y no hace falta pisar el embrague”. A continuación, el piloto me cuenta la función de todos los botones que activan el gato hidráulico o el sistema de inflado remoto, que dispone de varias posiciones prefijadas. Obviamente, no va a haber ocasión de manejarlos, pero la charla sirve como una especie de rito iniciático que, cuanto menos, me ayuda a bajar pulsaciones.
Después de unos instantes familiarizándome con el interior, Sergio me hace señas para que avance. Doy un poco de gas y compruebo que el motor sube de vueltas con muchísimas ganas. Retiro simultáneamente pero con cuidado el pie de un embrague con muy poco juego, y salgo de la carpa-taller sin contratiempos, lo que ya es una pequeña victoria en casi cualquier coche de competición. Entramos en la pista y doy una primera vuelta tranquila, reconociendo el trazado y habituándome al tacto de los mandos. Óscar me indica que tome algunas curvas por el exterior para evitar atravesar algunos grandes charcos que, aunque no son un problema, sí te dejan durante unos segundos sin visibilidad. De hecho, la visibilidad no es el punto fuerte de este 01 Concept, en el que el piloto va sentado bastante bajo pero, sobre todo, ve limitado el campo de visión por los pilares del parabrisas, gruesos, inclinados y muy adelantados. A medida que avanza la vuelta, Óscar me anima a ir subiendo el ritmo. Pero lo más importante es que es el propio vehículo el que realmente te invita a atacar; en todo momento, a la entrada, en el interior y a la salida de cada viraje.
Astara 01 Concept
Basado en el sudafricano Century CR-6, el prototipo de Astara emplea un chasis tubular con suspensiones independientes en las cuatro ruedas. El motor se ubica tras el habitáculo, en posición central longitudinal, con la caja de cambios Sadev a continuación, ya sobre el eje trasero. De hecho, la configuración es de tipo transaxle, con el diferencial (autoblocante) integrado en la propia estructura del cambio, desde donde salen los palieres a las ruedas traseras, que son las únicas con capacidad motriz. Esta arquitectura, en la que el reparto interaxial de masas se desplaza hacia atrás, marca claramente el comportamiento de un coche mucho más noble de lo que cabría esperar.
Así, comienzo la segunda vuelta atacando un poco más deprisa los virajes. El tacto del freno es lo único realmente duro del vehículo, pero en cuanto te acostumbras, se trata simplemente de pisar con ganas. Al fin y al cabo, durante la larga etapa de un rally raid, accionar el freno no es el mayor problema. Por el contrario, la dirección sí puede suponer un auténtico quebradero de cabeza, pero ésta me sorprende por su suavidad y por su perfección. Es relativamente fácil montar un buen sistema de frenos y hasta disponer de un gran motor, ya que en gran medida se trata de elegir los mejores componentes posibles y montarlos en tu prototipo. Pero contar con una dirección que sea rápida pero no nerviosa, que informe, que reaccione con agilidad a lo que demande su piloto y que no devuelva con la misma violencia los movimientos que inducen las irregularidades de la pista… eso es harina de otro costal. Y esta dirección lo cumple a rajatabla.
Un motor V8 súper-elástico
Aunque no me acostumbro a aprovechar la ventaja de reducir sin pisar el embrague, el cambio Sadev SL90-23 es muy fácil de manejar. Las marchas entran siempre, y un enorme display a la izquierda del volante te recuerda en todo momento la velocidad que se encuentra engranada. De todos modos, puedes equivocarte y entrar con una marcha larga en un viraje lento y no pasa absolutamente nada, al menos con un firme tan deslizante como el de hoy. “El motor es súper-elástico, e incluso más con el e-fuel, con el que hemos conseguido una curva con más par aunque la potencia máxima sea algo menor”, reconoce Óscar, quien se muestra verdaderamente ilusionado con el coche.
En este aspecto, los responsables de Century, con Mark Corbett al frente, eligieron una base fiable y solvente como es el LS7 V8 de General Motors, un motor grande y un tanto arcaico en su concepción (con dos válvulas por cilindro mandadas por varillas desde un único árbol de levas), pero relativamente ligero, con bloque de aluminio y cotas muy cuadradas para permitirle respirar bien a altas vueltas, algo crucial con la brida de admisión que impone la FIA para equiparar sus prestaciones con respecto a las de los motores más pequeños. Dado que se trata de una evolución de una familia de motores fabricada en grandes series desde 2004 (si bien el LS7 es uno de los pocos motores de General Motors que se monta a mano), su fiabilidad está asegurada. Además, este V8 que dio vida al poderosísimo Chevrolet Corvette Z06 entre 2005 y 2013, se emplea habitualmente para preparaciones potenciadas de muscle cars, por lo que sus componentes móviles están convenientemente reforzados, con el cigüeñal fabricado en acero forjado, bielas de titanio igualmente forjado y pistones de alusil, una aleación de aluminio y silicio cuya resistencia está a caballo entre la de una pieza de aluminio forjado y otra de aluminio fundido.
Pero lo importante es que el motor empuja con auténtica rabia y, al ser atmosférico, lo hace además sin latencia, lo que facilita enormemente la conducción. No hay cifras oficiales de rendimiento, pero probablemente nos estemos moviendo por encima de los 400 CV y 700 Nm, superando incluso del límite de la caja de cambios, que se sitúa en 650 Nm. Pero lo más importante es que Astara ha adaptado el sistema de alimentación para que el Concept 01 funcione con e-fuel, todo un desafío no solamente técnico, sino administrativo y logístico.
Un coche del Dakar alimentado con e-fuel
Desde el punto de vista técnico, uno de los principales problemas a la hora de usar un combustible sintético en lugar de uno mineral es la práctica ausencia de experiencia previa. Cada paso que se da en este aspecto es un paso nuevo, jugando con fuego (nunca mejor dicho) en un motor que debe aguantar (como así ha sido) 10.000 kilómetros de carrera en unas condiciones extremas de temperatura, regímenes altos sostenidos, lubricación en posiciones alejadas del plano horizontal, etc. A todo esto se añade la imprescindible homologación FIA para una normativa completamente nueva que entraba en vigor precisamente el 1 de enero de 2022, con la misma salida del rally Dakar. Y para acabar de complicarlo todo, tampoco fue sencillo conseguir convencer al proveedor (en este caso, Haltermann Solutions) para que fabricara los 9.000 litros de e-fuel necesarios para que los vehículos acabaran la carrera, así como transportar el combustible de esta empresa de Texas (EE.UU.) hasta Arabia Saudí.
Pero a bordo de este dócilmente salvaje buggy del Dakar, mientras hundo el pie en el pedal del gas, contravolanteo, modulo el acelerador, devuelvo un poco de volante y avanzo (casi) siempre apuntando el coche exactamente a donde quiero, jamás se me ocurriría pensar que estoy pilotando un coche de “cero emisiones”. Obviamente, las emisiones “instantáneas” están muy lejos de los cero gramos de CO2 por kilómetro, pero la clave está en que cada molécula de carbono que libero al quemar el e-fuel había sido retirada previamente de la atmósfera para producirlo; por dejarlo aún más claro: la materia prima principal del e-fuel es el CO2 de la atmósfera, mientras que en la gasolina convencional es el petróleo. Esta es, como vimos detalladamente en el reportaje que encontrarás en este enlace, la clave que podría permitirnos en un futuro a medio plazo seguir usando motores de combustión convencionales sin huella de carbono.
Largo recorrido de suspensiones y ruedas de 37”
Pero aunque el motor y la dirección son lo que realmente me tiene enamorado de este Astara 01 Concept, no hay que dejar de prestar atención a una suspensión que hace su trabajo de forma sorprendente para tratarse de un prototipo privado. De entrada, se muestra más amable que las suspensiones de otros T1 de raids, como los Toyota Hilux o los Mini 4×4. El menor peso del buggy es una de las claves, pero sin duda la puesta a punto de Óscar y la experiencia de SMC Motorsports tienen también su importancia.
Si bien es cierto que el terreno no está muy roto y que rodamos muy lejos del ritmo al que lo haría Óscar, la verdad es que las suspensiones lo devoran todo con amabilidad. En un par de ocasiones, sorprendido por lo fácil que resulta inscribir el tren delantero en las curvas lentas, entro muy pronto y subo la rueda interior a un pequeño talud, pero la suspensión lo “copia”, se comprime con suavidad y el talud parece como que no existiera. Y lo mismo ocurre con una torrontera transversal que podría ser una auténtica trampa para un todoterreno más convencional y que este buggy supera como si no existiera.
Por supuesto, los neumáticos de 37 pulgadas tienen su parte de “culpa” en la capacidad de devorar obstáculos, unos neumáticos que vistos en foto no parecen tener las dimensiones que verdaderamente tienen, con 94 centímetros de altura y unos 31,5 de banda de rodadura. Y otra parte viene de las suspensiones, de 35 cm de recorrido, con muelles y amortiguadores coaxiales y conjuntos de dobles amortiguadores y muelles atrás, donde los esfuerzos son mayores tanto por masa como por tracción.
Y lo mejor de todo es que el tramo elegido, una pista de pruebas todoterreno propiedad de Infova ubicada en los alrededores de Villacastín (Ávila), permite atacar sin miedo a que un error de cálculo se traduzca en un contacto con un árbol o un vuelco por un mal apoyo fuera de la pista.
Pero como siempre ocurre en estas experiencias, cuando ya me siento realmente cómodo con el vehículo, cuando empiezo a acortar las frenadas y a buscar los límites en los apoyos, a balancear el coche en las entradas, a conectar las curvas enlazadas… el tiempo se termina y Óscar me invita salir del circuito. Fuera del buggy (salir es casi más difícil que entrar, por lo antinatural que resulta sacar el cuerpo primero y las piernas después), repaso mentalmente todo lo vivido mientras los mecánicos de SMC revisan el vehículo. Y cuando la adrenalina comienza a descender, mientras escucho a la bestia ronronear al ralentí, comienzo a comprender realmente la importancia de un proyecto como el del equipo Astara, que ha sido capaz de generar una huella “cero” de carbono durante toda su participación en el Dakar, algo que, según nos comenta Víctor Vázquez, director deportivo del equipo Astara, es un hito sin precedentes en toda la historia del rally Dakar. Más tarde, Miguel Ángel Núñez, consultor del equipo, nos explicará que las 16,18 toneladas de CO2 equivalente generadas se compensaron financiando un proyecto de reforestación en la Amazonía. Y el propio Óscar Fuertes no puede evitar desvelar que el siguiente paso será tan ambicioso como convertir el 01 Concept en híbrido para reducir aún más la huella de carbono. Y a nosotros nos parece una idea perfecta que, además, nos dará una nueva excusa para volver a encontrarnos con la bestia.