Hija de Emilio de Villota, el primer y legendario piloto español de Fórmula 1, logró lo que ninguna mujer española había conseguido antes: pilotar un Fórmula 1. Paso a paso, consiguió demostrar a escépticos, aficionados y profesionales, que una mujer es perfectamente capaz de llegar a lo más alto del competitivo mundo del automovilismo.
Desde niña, la afición de María por el mundo de las carreras de coches fue siempre in crescendo. Con tan solo 16 años, en 1996, participó en sus primeras carreras de karting, para pasar en dos años a competir en el Campeonato de España de Fórmula 3. En 2005 María se centra en el campeonato de turismos para volver a los monoplazas en 2008 disputando una carrera en la Euroseries 3000. En 2011, María de Villota firmó un contrato con Renault F1 Team y en 2012 fue probadora del equipo ruso Marussia hasta que un fortísimo accidente se cruzó en su carrera y truncó sus aspiraciones como piloto profesional.
En 2015, la BBC hizo públicos los resultados de la investigación que llevó a cabo el HSE -Ejecutivo de Salud y Seguridad-, el organismo gubernamental británico que trata temas de seguridad laboral y salud. La principal conclusión fue que María de Villota se vio «empujada» por su coche hacia el camión contra el que colisionó, sin que en ningún momento pudiera detenerlo. De Villota no recibió información alguna por parte del equipo Marussia sobre cómo hacerlo y por eso no pudo detener el monoplaza.
Después de diversas operaciones y una intensa recuperación, María de Villota se centró en lo que realmente le apasionaba más allá de su profesión: ayudar a los que lo necesitaban. Siguiendo las recomendaciones médicas, continúo desarrollando una intensa actividad estando presente allí donde podía aportar su pequeño grano de arena.
El Legado de María no es una ONG o una Fundación al uso, sino un movimiento, una acción personal. La transmisión de valores, la ayuda a niños afectados por enfermedades neuromusculares genéticas, el auxilio a familias sin recursos o mujeres desfavorecidas son los pilares de esta iniciativa solidaria.
El 11 de octubre del 2013 la madrileña sufrió una parada cardiorrespiratoria a consecuencia del accidente que le causaba la muerte en su habitación del hotel Sevilla Congresos. «María se ha ido mientras dormía, como consecuencia de las lesiones neurológicas que sufría desde julio de 2012», explicó su hermana Isabel de Villota.
Una mujer que supo exprimir la vida hasta la última gota, fiel a la filosofía que dio título a su obra autobiográfica ‘La vida es un regalo’. Muy querida por su entorno profesional y personal, María dejó un hondo calado entre los aficionados del mundo del motor. Por todo ello, por ser un ejemplo de superación y de actitud ante la vida, además de una gran piloto, filantropa y amante del automovilismo, desde Autofácil tenemos a María más presente que nunca. Su legado y sonrisa permanecen en nuestra memoria.