No hay que olvidar que este formidable TT, considerado por su fabricante como la cuarta generación (V61), es, en realidad, un rediseño profundo de la tercera serie (V60), lanzada al mercado japonés en 1999.
Por aquel entonces, el Montero fue una auténtica revolución, y hasta la llegada del actual Range Rover (2002) fue el único todoterreno con carrocería autoportante y suspensiones independientes.
La evolución de los diésel
Pero no solo su arquitectura fue revolucionaria. A mediados de 2000, cuando llegó al mercado español, con sus 165 CV, el Montero solo era superado por el Mercedes G 300 TD (177 CV), el Toyota Land Cruiser 100 4.2 V8 (204 CV) y un puñado de sedientas mecánicas de gasolina.
El caso es que, en esta última década, la evolución de los motores diésel ha sido espectacular, y las más recientes versiones del propulsor Mitsubishi 4M41, de 160 y 170 CV para las variantes manual y automática, respectivamente, habían visto superadas sus cifras por las de un buen número de mecánicas rivales.
Así, anticipándose un año a la entrada en vigor de la normativa sobre emisiones Euro 5, el japonés estrenó una evolución de su tetracilíndrico 3.2 dotada de turbocompresor de geometría variable.
En realidad, los cambios son bastante más profundos, y afectan a la culata, los pistones, las bielas, los árboles de levas, las válvulas, la bomba de aceite, el sistema de inyección y, por supuesto, la gestión electrónica.
Lo cierto es que los técnicos de Mitsubishi vieron una importante oportunidad de mejora en el flujo de aire de admisión y su mezcla con el gasóleo en las cámaras de combustión y, de paso, llevaron a cabo la habitual rebaja en la relación de compresión (de 17:1 a 16:1), necesaria para reducir la formación de NOx.
Pese a que una menor compresión implica una menor potencia, el resto de modificaciones efectuadas ha permitido ganar entre 30 y 40 CV (al menos, sobre el papel) y ofrecer, así, un motor más atractivo desde un punto de vista meramente comercial.
En realidad, es muy probable que estemos ante una de las últimas evoluciones de este motor, cuyos 800 cm3 de cilindrada unitaria -con diferencia, la mayor del mercado- hacen muy difícil sacar el máximo partido a los 3,2 litros de aire y combustible que desplazan sus pistones a cada giro de cigüeñal.
No hay que olvidar que actualmente los mejores motores de su competencia están rindiendo en torno a 80 CV por litro de cilindrada, mientras que el de Mitsubishi se conforma con 62,5 CV/l, empleando idéntica tecnología.
Y es que el 4M41 es en realidad una evolución del 4M40, el famoso 2.8 turbodiésel de inyección indirecta y 125 CV introducido en 1993 en la segunda generación del Montero.
En 1999, cuando se presentó el Montero III, el incremento de cilindrada era un camino inevitable para lograr un alto rendimiento.
Hoy, la tendencia es la contraria.
Una respuesta algo más generosa
Lo cierto es que en marcha el motor no es tan tosco como cabría esperar, y se aprecia una respuesta algo más generosa a medio régimen, si bien el Montero corto ya era un vehículo bastante ágil con la anterior mecánica.
Sigue siendo deseable contar con algo más de brío en las inmediaciones del ralentí, pero, en líneas generales, hay potencia de sobra para circular con alegría en cualquier circunstancia, incluso con el vehículo cargado.
En carretera, se comporta muy dignamente.
Las suspensiones independientes y unos tarados de suspensión más bien firmes -para tratarse de un todoterreno puro, con muelles y amortiguadores de amplio recorrido-, permiten adoptar un ritmo rápido sin que la carrocería se incline de forma exagerada, aunque la deriva de las ruedas se hace presente si decidimos probar su límite de adherencia, y eso que nuestra unidad montaba los neumáticos de perfil más bajo (265/60-18), en lugar de los 265/65-17 del acabado básico Spirit.
En viajes largos, el nuevo motor ayuda a mantener un crucero elevado. Además, la suspensión y la postura erguida al volante hacen que el Montero sea especialmente confortable.
El formidable equipo de música Rockford Fosgate -dotado de un poderoso subwoofer-, exclusivo del acabado Motion, pone su granito de arena a la hora de amenizar nuestros desplazamientos.
Obviamente, las plazas traseras son menos confortables y, sobre todo, menos accesibles, pero resultan válidas para uso esporádico o para niños.
Si cambiamos la autopista por una carretera de montaña, el elevado centro de gravedad y la importante masa se harán protagonistas en cuanto intentemos forzar la marcha.
Pero donde el vehículo demuestra sus verdaderas virtudes es fuera del asfalto y, más concretamente, en pistas rotas que enlacen tramos rápidos con otros llenos de «trampas».
Así, las zanjas transversales, los torronteros, hoyos y similares son la especialidad de las suspensiones de este Montero, que los ataca con suma eficacia sin descomponerse.
Frente a la versión larga, el Montero corto ofrece una mejor capacidad de detenerse ante un imprevisto y, sobre todo, una mayor capacidad de superar esos obstáculos cuya dificultad subestimamos a priori.
Con el bloqueo trasero conectado, muy complicada tiene que ser la trialera para echarnos atrás.
Eso sí, si vas a enfrentarte con frecuencia al barro, será mejor que cambies las ruedas por unas MT.
Por dentro y por fuera
Frente a la versión larga, el montero de tres puertas ofrece una mayor movilidad en zonas abruptas. Es más ágil y resulta más difícil dañar los bajos.
Hay dos ganchos de remolque en la zona delantera; son muy accesibles. Entre ellos podemos ver tres ranuras que canalizan el aire destinado a refrigerar el intercooler; cuídate de no taparlas si instalas una chapa de protección.
La suspensión independiente en las cuatro ruedas es un rasgo distintivo del Montero; es tan robusta como un eje rígido. Los muelles y los amortiguadores de la unidad probada estaban marcados.
En Mitsubishi nos han asegurado que se trata de componentes originales de primer equipo, y que las marcas corresponden a un control de calidad.
Victorioso…La carrocería luce orgullosa una medalla que conmemora las 12 victorias de Mitsubishi en el Dakar.
Desde la primera serie, la rueda de repuesto siempre ha ido colgada del portón.
En el interior hay sitio para que dos ocupantes viajen en las plazas traseras, que cuentan con apoyabrazos laterales retráctiles con posavasos y ventanillas laterales practicables con cierre de compás.
Eso sí, los pasos de rueda impiden que haya la necesaria anchura para que un eventual tercer ocupante pueda encontrar acomodo.
La tapicería mixta de tela y cuero forma parte del equipamiento del acabado Motion. Las versiones básicas (Spirit) cuentan con revestimiento de tela.
Cómo va
«Súper-Selector»…El Montero introdujo la completa transmisión Super Select en su segunda generación y, afortunadamente, sigue fiel a ella.
En condiciones normales debemos circular con tracción total. Si queremos consumir un poco menos o buscar sensaciones más «vivas», podemos desconectar la tracción delantera.
Si lo que necesitamos es motricidad extra, el bloqueo del diferencial central será nuestro aliado. Para las zonas más complicadas, aún nos quedan dos armas más: la reductora y el siempre eficaz bloqueo del diferencial trasero.
200 CV…La última evolución del motor 4M41 rinde 200 CV. En lo alto de la consola central encontramos una capilla con una pantalla de cristal líquido que aporta información del ordenador de a bordo, altímetro, barómetro y también del equipo de audio.
Eso sí, ya no puede disponer de navegador integrado -salvo como accesorio de posventa-, que sí estaba disponible en el año 2000, cuando se comenzó a comercializar en España.
Aunque el maletero es bastante ancho y alto, puede ser necesario abatir las plazas traseras para transportar bultos voluminosos.
La postura al volante es buena para realizar viajes largos.
El montero corto es un todoterreno excepcional, que ofrece un excelente rendimiento en campo y se defiende bien en carretera
|
La opinión TT
|
Ficha técnica y gama
|
|
![]() |
![]() |