Elegir dónde comer fuera tiene truco: debe ser en un lugar recomendado que nos ayude a convertir esta parada en un momento especial, no una decisión para olvidar.
Hoy os traemos unos restaurantes que no sólo presumen de manjares para chuparse los dedos sino que además están al lado de la carretera o bien situados frente a ella, lo que los hace perfectos para parar en «boxes».
Si lo que nos gusta es el norte, comer mal es bien difícil, sobre todo si pasando por Asturias paramos en La Puerta de Arrobio, (Anzo-Sobreescobio (346,43 km, 33993 Grado). La calidad de su carta está garantizada y no porque lo digamos nosotros, sino porque tiene opiniones inmejorables en Google.
Ofrece exquisita comida tradicional asturiana, con la especialidad de cordero a la estaca y ventresca de bonito, además de pescados como la lubina, la dorada o el rodaballo, o buenas carnes a la parrilla, e incluso la cebolla rellena de pitu de caleya. Otra buena excusa para comer o cenar allí es darnos una vuelta por el Parque Natural del Redes, del que su terraza ofrece maravillosas vistas. El precio medio es de unos 30 euros por persona, bien gastados, pero para el presupuesto más ajustado hay menú del día.
La Barra de Villoldo (Plaza Rinconada de San Miguel,2; 34005 Palencia) es un restaurante familiar de carácter informal pero cocina señorial, donde podemos comer y pasar una buena sobremesa con una carta que los propietarios califican de sencilla, divertida y asequible. Podemos relamerlos con hamburguesas, tartar de atún, huevos rotos, cachopines de carne de Cervera, un par de platos a la parrilla como costillas de cerdo, lomo bajo de ternera, bacalao o chipirones, además de postres caseros muy ricos. Un dato importante: sus bravas acumulan buenas opiniones entre sus clientes y ya sabemos lo que eso significa: para elogiar esta sencilla ración tan popular hay que hacerlas muy bien.
Está ubicado en un casona rústica de principios del siglo XX en La Plaza Rinconada de San Miguel de Palencia. Nace amparada como el hijo menor del restaurante Estrella del Bajo Carrión.
En Valladolid encontramos La Botica (Plaza Mayor 2; 47230, Matapozuelos). Sus platos de nuevo se visten de humildes pero se lucen en el sabor y el buen hacer. Tras darse una vuelta por los pinares de la zona podemos descansar en este local reformado que mantiene el aire tradicional de la casa de labranza de 1876 donde se erige, y disfrutar de cocina de marcado carácter local y los buenos vinos de la zona. Una de las mejores estrellas Michelin de España por su relación precio-calidad.
Nos encontramos en un proyecto familiar con cocineros de dos generaciones distintas y el resto del linaje bien ubicado en otros puestos del restaurante, lo que hace que este negocio de 2002 esté llevado con todo esfuerzo y amor conjunto de una familia. Todo eso se traslada a una carta que ha ido evolucionando para quedarse con lo mejor y lo más auténtico del lugar: risotto con carne de caza, platos de Castilla y León con setas, venado, lechazo, morcilla, croquetas, mollejas e ibéricos, y hasta las ensaladas.
Todo aquí hace salivar al comensal. Su visión culinaria se basa en el producto de proximidad como base de un menú degustación inspirado en la naturaleza y en una revisión de la cocina popular con un estilo muy contemporáneo. En plena Plaza Mayor es ya hoy uno de las citas obligadas a la hora de visitar Matapozuelos.
Acogedor es uno de los calificativos de Casa Selmira (Estrada Xeral, 20, 27892 Foz, Lugo). Obviamente no es el único aliciente para parar en este restaurante: otra de las razones es su relación calidad precio y las vistas de su terraza, una de las más bonitas de A Mariña Lucense.
Puedes encontrarla al lado de la carretera tras deleitarse con la playa de las catedrales. Sus incondicionales, y algunos llevan más de 20 años acudiendo al lugar, recomiendan las tapas abundantes y los pescados, aunque hay quien le merece pasarse incluso a por su café. Se recomienda también no irse de allí sin probar su empanada y las almejas. Las vistas sobre el mar son gratis… Alucinante.