Jordi Gené se estrena al volante del Cupra e-Racer

Álvaro Ruiz
Álvaro Ruiz
El Cupra e-Racer continúa con su puesta a punto y esta vez ha sido Jordi Gené, piloto de pruebas y desarrollo de la marca española, el encargado de realizar los test en el circuito de Castellolí para probar, entre otras cosas, la potencia máxima de los motores y la gestión de la energía.


Después de rodar en la pista de Grobnik, Croacia, para comprobar la integración de las baterías eléctricas con el resto del vehículo, el Cupra e-Racer continúa con su desarrollo en el circuito de Castellolí. Jordi Gené, piloto de pruebas y desarrollo de la firma, ha sido el encargado de poner a prueba los límites del turismo eléctrico en el trazado barcelonés. El objetivo de estos test es probar la potencia máxima de los motores, la gestión de energía frente a la temperatura de todos los elementos, especialmente de las baterías, y la conductibilidad, examinando la respuesta del pedal de acelerador, frenos y recuperación de energía.

Cupra e-Racer

El Cupra e-Racer está acumulando kilómetros para maximizar el rendimiento de todos sus componentes y garantizar la fiabilidad en competición, puesto que la marca pretende tener su propia categoría de turismos eléctricos, denominada eTCR, en 2020. Los próximos test tendrán lugar en septiembre y servirán para tratar de reducir los tiempos por vuelta; y es que Cupra se ha propuesto producir un coche de cero emisiones más rápido que los TCR actuales.

Más pesado que un TCR, pero también más potente

Jordi Gené Cupra e-Racer

Tras los test de Castellolí, Jaime Puig, director de Cupra Racing, ha afirmado que «con el Cupra e-Racer queremos demostrar que el futuro de la competición es eléctrico, y que un eTCR es tan competitivo o más que los turismos de gasolina de carreras. Confiamos en que el resultado de los test que estamos haciendo en pista sirvan para motivar a otras marcas y que en 2020 veamos la categoría eTCR convertida en una realidad«. Por su parte, Jordi Gené dijo que «la aceleración es impresionante, y el bajo centro de gravedad, al tener las baterías muy bien repartidas, hace que la sensación de pilotaje sea mejor de lo imaginado. Sólo tenemos margen de mejora en las frenadas, puesto que se nota que es un coche más pesado y es complejo detenerlo con precisión«.