Dacia monta una Copa de Rallyes… y Autofácil lo prueba

Si estás pensando en competir en el Campeonato de España de Rallyes de Asfalto –CERA- de la manera más asequible posible, quizá esta Sandero Cup sea la opción más indicada. Se trata, sin duda, de la copa más barata que hay en estos momentos, si bien es cierto que entre lo que cuesta el coche y lo que te gastes en los nueves rallyes del Nacional, al final de temporada no te habrás gastado menos de unos 25.000 euros.

Pese a ello, no hay otra opción para competir por menos dinero. La Copa Suzuki –que se disputa con los Swift Sport- supone el siguiente escalón, pero sólo adquirir el coche ya se va hasta unos 35.000 euros; eso sí, con unos suculentos premios en metálico en cada prueba, algo que no ofrece la Sandero Cup.

Un Sandero de 75 CV

Como base, la Sandero Cup toma un Sandero 1.2 16V de 75 CV al que se le incluye un sencillo kit formado por todas las medidas de seguridad –barras antivuelco, bacquets, arneses, extinción… y hasta los monos de piloto y copiloto- además de un líquido de frenos y unas pastillas de competición junto a una suspensión de carreras –con amortiguadores Bilstein y muelles H&R- y un sistema de escape también de competición. Todo lo demás es de serie y, para evitar cualquier tipo de trampa, Renault precintará la mecánica de cada unidad para que no se pueda modificar ningún otro elemento.

Pero, ¿esto corre?

La respuesta es que sí… pero cuesta abajo. Los 75 CV y la caja de cambios de serie de cinco marchas no permiten unas grandes prestaciones en los tramos en subida, pero como nos comentaba Alberto Monarri, piloto de pruebas de la marca, «cuando hay que subir no corre gran cosa, de acuerdo, pero ésta es la mejor escuela para aprender a sacar lo mejor de un coche; si eres capaz de ir deprisa con un coche poco potente, eres capaz de ir deprisa con cualquier cosa. Aquí cada error se paga con muchos segundos. Por eso este coche es ideal para empezar y para aprender. Y no te lo digo por decir: de todos los coches con los que he competido, el que más me ha enseñado fue el Ford Ka 1.3…».

Sin embargo, en las bajadas la cosa mejora. Ahí la potencia ya se nota tanto, y es entonces cuando se aprecia el buen comportamiento del Sandero. Está calzado con unos neumáticos de calle Pirelli Cinturato P1 –todo sea por abaratar costes; con un juego puedes hacer casi toda la temporada, y cada rueda cuesta unos 65 euros- con unas presiones de 2,6 bares en vez de las 2,2 que se usan en la calle y eso, unido al gran trabajo de la suspensión, hace que el Sandero se muestre muy ágil en las curvas. El eje delantero se muestra muy incisivo a la hora de abordar cualquier giro, ayudado siempre por una trasera muy ágil que siempre desliza lo justo como para entrar en cada curva describiendo una ligera derrapada. Esto, lejos de ser peligroso, ayuda a que el morro apunte cuanto antes a la salida del viraje, además de hacer que la conducción sea muy divertida.