El objetivo común de estas empresas es lanzar el primer vehículo propulsado mediante hidrógeno a un precio ajustado para el año 2017. Daimler tenía prevista la comercialización de un modelo alimentado mediante hidrógeno en 2016 -tras el trabajo realizado con el Clase B F-Cell-, de modo que con este acuerdo acepta retrasar un año sus planes. En cambio, par Renault el hidrógeno es un terreno inexplorado.
Gracias a que compartirán tecnologías, los costes de desarrollo serán mucho más bajos, y se los repartirán a partes iguales entre las tres compañías. Raj Nair, vicepresidente de Desarrollo Global de Producto de Ford Motor Company, lo tiene claro: «Todos nos vamos a beneficiar de esta relación, ya que la solución resultante será mejor que la de cada compañía si trabajáramos por separado». Cada uno de los modelos que surjan de este proyecto estará claramente diferenciado de los demás, con su propia personalidad, pero compartirán todo el sistema de pila de combustible. No se descarta ampliar la colaboración a otros componentes.
Entre las tres empresas involucradas acumulan sesenta años de experiencia en total en la investigación del hidrógeno, con más de diez millones de kilómetros recorridos en pruebas y demostraciones. La electricidad que propulsa a un vehículo con pila de combustible se genera gracias a una reacción electroquímica -el proceso contrario a la electrólisis- entre el hidrógeno y el oxígeno del aire. Así, estos vehículos sólo emiten vapor de agua, con lo que la contaminación generada por su funcionamiento es nula.
A pesar de todo, Daimler, Ford y Renault-Nissan piden la colaboración de las autoridades para que se instale la infraestructura necesaria para que el coche con pila de combustible pueda generalizarse, algo en lo que la Comisión Europea ya se ha puesto manos a la obra.