
Los premios los han entregado según categorías. En los pequeños están el ganador absoluto, el iQ, como el más limpio y en el lado contrario el Ford SportKa, muy pequeño para el CO2 que emite. Un escalón más arriba, en los urbanos nos encontramos con el Toyota Yaris D-4D en el bando limpio y el Renault Clio Sport en el de los sucios. En los compactos vuelve a repetir un japonés como ecológico, el Honda Insight, y el VW Golf R en el otro lado.
En cuanto a familiares tenemos al BMW 320d Touring contra el Opel Insignia V6 Turbo, 125g/km y 274g/km respectivamente. Como monovolumen pequeño premian al Renault Modus y al Opel Zafira 2.0i Turbo como más y menos ecológico. Y en la categoría de monovolumen al Peugeot Bipper Tepee en la columna de respetuosos y al Mercedes R63 AMG, obviamente, como el más contaminante.
Las categorías más interesantes son las de los coches destinados a llamar la atención. Entre los SUV tenemos en un extremo al BMW X1 y en el otro al Mercedes ML63 AMG con 392g/km. En los cohes de representación otro BMW repite premio al más «verde», el 740d, y como alternativa contaminante tenemos al Bentley Brooklands. Por último, el ganador absoluto en el bando negro, el Murcielago, también es el ganador en la categoría de deportivos, donde encontramos al Opel Tigra como el discreto ecológico.