Steve McQueen fue una de las grandes estrellas de Hollywood durante los años 60 y 70 del pasado siglo. Pero, además de un gran actor, también fue un apasionado aficionado al motor, poseyendo decenas de los mejores coches y motos de la época.
Y aunque MacQueen es más conocido por haber poseído y conducir a diario un elegante Ferrari 250 GT Berlinetta Lusso (de los que sólo se fabricaron 351 unidades entre 1962 y 1964), el actor estadounidense también fue propietario, durante poco más de tres años, de otro deportivo de Ferrari incluso aún más codiciado: un 275 GTB/4.

El 275 GTB/4, que salió de la planta italiana únicamente de 1966 a 1968, y del que se fabricaron apenas 330 unidades era la versión más potente del coupé biplaza 275, pero equipaba (en vez del hasta entonces habitual único árbol de levas por cilindro), dos árboles de levas por cada bancada de seis cilindros de su motor V12: de ahí su código /4.
En concreto, los GTB/4 equipaban un propulsor V12 de 3.3 L que, con esta modificación, entregaba 300 CV de potencia, que se enviaban a su eje trasero mediante una caja manual de cinco marchas. Con esta potencia, los GTB/4 aceleraban de 0 a 100 km/h en aproximadamente 5,5 segundos y alcanzaban nada menos que 268 km/h, lo que en la época era una cifra brutal.
El gusto de Steve McQueen por los Ferrari 275 GTB/4
La historia de este Ferrari 275 GTB/4 perteneciente a Steve McQueen le hace aún más especial… ya que no fue el primer 275 GTB/4 que tuvo este actor. Y es que, en 1967 y durante el rodaje de la película “El secreto de Thomas Crown”, McQueen se enamoró de uno de los vehículos de figuración. Normal, ya que era uno de los únicos 10 modelos construidos del Ferrari NART GTB/4 Spider, la versión cabrio del GTB/4.

A McQueen le gustó tanto este coche que encargó uno de estos descapotables, pero lo estrelló pasados algunos meses. Y fue entonces cuando decidió encargar a la marca italiana una unidad coupé del Ferrari 275 GTB/4, que recibió a lo largo de 1968, mientras estaba rodando “Bullit”, una de sus películas más famosas; entre otras cosas por las escenas de persecución que protagonizaba al volante de un Ford Mustang.
La unidad en cuestión le llegó a McQueen pintada en un tono dorado, pero el actor decidió de inmediato repintarla en rojo… y añadirle dos piezas que había salvado del siniestro de su NART 275 GTB/4: unas llantas multirradio Borrani y un retrovisor aerodinámico (colocado en la aleta delantera derecha). McQueen disfrutó de ese coche hasta 1971, cuando lo vendió al actor Guy Williams. Años después, el coche fue pasando a otros propietarios, alguno de los cuales decidió (sacrilegio), quitarle el techo y pintarlo de amarillo.

Afortunadamente, la propia división de coches clásicos de Ferrari, Ferrari Classiche, se hizo cargo del vehículo en 2010 y lo restauró al estado en el que estaba bajo propiedad de McQueen, un proceso que finalizó en 2013.
Tras este proceso, este Ferrari 275 GTB/4 llego a exhibirse en el Museo Ferrari ese mismo año, para ya en 2014, ser subastado en la Semana del Automóvil de Monterey, en California, donde fue adjudicado por 7,5 millones al coleccionista británico David Moores.

Ahora, es el propio Moores quien lo ha vuelto a poner a subasta en la misma cita en EE.UU., y desde la casa de subastas se espera que el Ferrari 275 GTB/4 alcance, los próximos días 18 y 19 de agosto, un precio mínimo de seis millones de euros. ¿Tú cuánto pagarías por él?