La Comisión Europea planea echar el cierre a las ventas de coches diésel y gasolina a partir de 2035

Javier Jiménez
Javier Jiménez
Nueva vuelta de tuerca a la política medioambiental de la Unión Europea. Los planes de futuro del organismo planean un nuevo endurecimiento en la normativa de contaminación que podría materializarse con el fin de la comercialización de coches diésel y gasolina a partir del año 2035.

Según recoge un borrador de la UE que llegó recientemente a los despachos de la agencia de noticias Bloomberg News, la Comisión Europea planea exigir que las emisiones de los coches nuevos y furgonetas se reduzcan en un 65% a partir de 2030 y sean totalmente neutras a partir de 2035. Esta decisión supone una aceleración en el proceso de transformación eléctrica del sector que apostará por los nuevos sistemas de propulsión alternativos en los próximos años. 

coche eléctrico

Siguiendo la estrategia del organismo europeo en materia de sostenibilidad, el documento también recoge la intención de apostar por la generación de electricidad a través de fuentes de energías renovables. Esta carrera hacia la movilidad cero emisiones supondrá un importante reto para los gobiernos que deberán garantizar una infraestructura de recarga a la altura para este tipo de vehículos.

A pesar de que no se prohibirá la venta de coches asociados a mecánicas de combustión tradicionales, su comercialización resultará inviable para los fabricantes de vehículos. Se trata de una cuestión innegociable para poder respetar la normativa de emisión de gases contaminantes dictada por la Comisión Europea. Para evitar exponerse a una dura sanción económica, la única opción real para las marcas pasa por los coches eléctricos y de pila de hidrógeno.

normativa emisiones Unión Europea 2035

Por otro lado, la UE aplicará nuevas normativas para favorecer el uso de los nuevos sistemas de propulsión y desincentivar los combustibles fósiles. Así es como llegará el primer arancel climático que afectará a las importaciones de bienes producidos en el extranjero con altas emisiones. Junto a ello, surge el mercado de carbono que no es otra cosa que la compra de licencias por parte de una empresa para poder emitir más CO2 de lo que se debería según las normativas. Un buen ejemplo de ello es el trato que ha mantenido Stellantis con Tesla en los últimos años.

La introducción del coche eléctrico en los diferentes estados miembros se verá acompañada de la instalación de nuevos puntos de recarga que, en el caso de las principales autovías, no deberá haber más de 60 kilómetros entre la ubicación de un poste y otro. Por su parte, los puntos de recarga de hidrógeno deberán estar disponibles en un radio de no más de 150 kilómetros.

El paquete de reformas llamado ‘‘Fit55’’ será presentado este mismo miércoles 14 de julio en Bruselas. El plan dará continuidad a las políticas que están llevando a cabo otros países como China y Estados Unidos.