El origen de los nombres de los coches es siempre un tema curioso que suele guardar curiosas historias cargadas de improvisaciones. En el caso de Land Rover hay que irse a la zona de las numerosas islas que conforman las Islas Hébridas, un extenso archipiélago en la costa oeste de Escocia. Islay es la más austral de las Interiores y se la conoce como «La reina de las Hébridas».
A finales de los años 40, los responsables de la aun no nacida Land Rover probaban los prototipos de los todoterreno que pronto se convertirían en un mito de la automoción inglesa.
En la isla escocesa se encuentran impresionantes destilerías que producen güisqui de gran calidad, muy valorado en todo el Mundo. Aunque se disfruta de un clima relativamente bueno, con menos niebla y nieve que en otras islas escocesas, se trataba de un lugar perfecto para que Spencer Wilks hiciese kilómetros y kilómetros con el modelo en 1947, comprobando el mínimo mantenimiento del coche.
Wilks, director general de Rover Car Company, estaba conduciendo el modelo de prueba Rover 12 con un gran número de modificaciones. El coche atravesaba con facilidad el agreste paisaje superando todos los obstáculos, así que el guarda de una finca de caza, Ian Fraser, le dijo que ese automóvil debe ser un «Land Rover»… y así nació el nombre.
Pasaporte a la isla (de nuevo)
Se acaba de rodar un vídeo especial para conmemorar la anécdota y el nacimiento de una denominación que lleva 67 años produciendo mitos ininterrumpidamente. Al lugar han desplazado algunas de las versiones más valoradas, como el Pick-Up Serie II de 1954, la Serie II-bis 88 de 1965 o la Serie III 109 Station Wagon de 1980.
Roger Crathorne, uno de los ingenieros más veteranos de Land Rover –su vida, desde su nacimiento, ha estado siemrpe ligada a la marca y a la fábrica de Solihull– y autor del libro Born in Lode Lane, ha comentado que «a pesar de que muchos de los vehículos tenían más de 50 años, todavía pueden hacer frente a los terrenos ásperos y difíciles de Islay».
¿Y qué mejor que terminar un buen trabajo que visitando la destilería Kilchomen, propiedad de Kathy Wills, bisnieta de Spencer Wilks? Brindis por un nombre.