A lo largo de mi trayectoria profesional en la comunicación, he sido espectador privilegiado de los avances
tecnológicos, de la evolución de los mercados, de la implantación de grandes fabricantes, de la llegada de marcas de prestigio y, ahora, de una situación económica internacional con repercusión en el normal desarrollo del automóvil.
Como periodista y empresario editor, he estado siempre al lado de los usuarios, pero también junto a la industria, cultivando el contacto directo con las marcas, aplaudiendo sus éxitos cuando lo han merecido y también criticando sus desaciertos.
El espíritu constructivo, una de las máximas fundamentales de nuestra política como grupo editor, nos ha movido a constituir el premio Estrellas del Motor. Galardón para distinguir a empresas del Sector y a personas por méritos propios o como representantes de entidades cuya actividad haya tenido especial relevancia. De la organización de estos Trofeos se encargará la Fundación LUIKE, para concederlos a partir del próximo año.
Nuestras iniciativas en este sentido no son nuevas. En 1968 creamos el primer premio Coche del Año en España. Promovimos e incluimos a nuestro país entre los organizadores del premio europeo Car of the Year, entregando personalmente el trofeo a Henry Ford II, con regalo de una copia al Rey, en la recepción concedida en La Zarzuela. Pusimos en marcha, desde nuestras revistas, la participación de los lectores en la elección europea de El Mejor Automóvil, votamos en el de ABC y hemos colaborado hasta ahora en la organización del Coche del Año de los Lectores, ya promovido a dúo por el poderoso grupo Editorial Prensa Ibérica y el prestigioso diario La Vanguardia. Por supuesto, proseguiremos con nuestro apoyo y divulgación en honor de su importancia y seriedad.
Una obra de arte como trofeo
El Trofeo Estrellas del Motor será la reproducción de una obra del imaginero gaditano Luis Ortega Bru, mi amigo personal. La pieza representa la figura de un atleta sobre el impulso de la rueda para alcanzar la estrella dorada del éxito. Esta escultura la realizó Ortega Bru en los años 60 por encargo mío, y destacados deportistas recibieron reproducciones con el título de Trofeo Luike.
Como periodista entrevistador de personajes de actualidad en Sevilla, conocí a Luis Ortega Bru en 1943 en calidad de expositor de su conjunto escultórico Los Atlantes. Inmediatamente conectamos con buena amistad y fui testigo de su creciente prestigio, dentro y fuera de España, como uno de los escultores más activos e importantes del momento hasta su muerte en 1982. Su primera aportación a la Semana Santa sevillana fue el impresionante Cristo para la Hermandad de la Piedad, conocida como del Baratillo. Por su
segunda obra procesional, el Traslado al Sepulcro de la cofradía de Santa Marta, Ortega Bru fue distinguido por el Ministerio de Información y Turismo con la Encomienda de la Orden de Alfonso X el Sabio. Un estudio casi total de su extensa producción acaba de ser publicado por Ediciones Tartessos, en dos tomos y un total superior a las 800 páginas, excelentemente ilustradas y con comentarios de catedráticos y profesores de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla, con dirección del profesor de Historia del Arte Andrés Luque Teruel y del académico Enrique J. Pareja.
Personalmente me emociona leer estos análisis comparativos en muchos casos con la fuerza creativa de los más grandes maestros de la Historia del Arte. Más aún cuando puedo disfrutar de veintidós obras, controladas por nuestra Fundación, entre modelados de barro, bronces, tallas en madera y pinturas. Hemos decidido ceder la exposición permanente de este patrimonio al Ayuntamiento de San Roque (Cádiz), donde nació el artista y tiene un Museo dedicado a él. También existe la posibilidad de conseguir de Cepsa, cuya más importante refinería está situada en San Roque, la cesión de dos obras de Ortega Bru para exhibir en el Museo. Y allí mismo, en lugar de honor, se expondrá la escultura original de las Estrellas del Motor.