En cualquier época del año recorrer la provincia de Lleida en moto es un placer. La apuesta por el mototurismo en la zona cuenta con muchos seguidores. Siempre hay una manera de descubrirla y encontrar pequeños reductos al margen del ruido y del bullicio. Hoy os proponemos conocer Lleida a través de sus bienes más preciados y que llevan siglos contemplando esta tierra desde la quietud de sus aguas. Ríos, pantanos y lagos crean un entramado de escenarios donde la moto es el vehículo perfecto para disfrutar.
Un buen lugar para olvidarnos de la presión cotidiana del trabajo y dejar las obligaciones en la cuneta puede ser Vielha. La capital del Valle de Arán es el mejor lugar para empezar esta ruta. Desde tiempos remotos este ha sido el punto de confluencia de todas las comunicaciones del Valle de Arán. Vielha tiene un casco antiguo digno de pasearlo y disfrutar de la historia de este lugar. La Iglesia de Sant Miquèu con su Cristo de Mijaran, las pinturas góticas y barrocas, y su torre octogonal con su característico campanario de pizarra, nos da una primera impresión del rico patrimonio que encontraremos aquí. Y para rematar el paseo por Vielha, una buena olla aranesa para coger fuerzas y preparados para hacer kilómetros. Si tenemos mesa en Casa Turnay, el día puede ser perfecto.
El parque nacional de Aigüestortes con sus lagos de Saboredo son un lugar privilegiado para hacer una parada y disfrutar de este paisaje glaciar de hace más de 10.000 años. Una ruta por pista, y una caminata de menos de dos horas nos lleva a uno de los escenarios más bellos del Pirineo.
Por la N-230 hacia Vilaller se pueden ver bellos tramos de paisajes fluviales y lagos que salen a nuestro paso. Vilaller es todo piedra y agua. La tranquilidad y el sosiego se respiran por sus pequeñas calles y su puente de piedra. Los bosques de la Ribagorça son una parada imprescindible en este camino. Un rincón mágico y silencioso con picos impresionantes y ríos caudalosos. Cualquier época del año es un regalo para visitarlos, pero el otoño es especialmente sobrecogedor.
Rumbo hacia el sur, siguiendo por la N-230 llegamos a Pont de Suert. Al lado de este pequeño pueblo está el Pantano de Escales, un lugar perfecto para los amantes de la fotografía y de las megaestructuras. El entorno es espectacular, la presa y sus enormes compuertas entre las paredes de roca es una visión impresionante. La luz de primeras horas de la mañana lo hace más mágico aún. Si a esto le unimos una jornada de rafting o barranquismo, el día puede ser perfecto.
En este punto del camino se hace necesario un pequeño desvío para disfrutar de la zona de la Vall Fosca y su teleférico (abierto solo de julio a septiembre). En Senterada hay que seguir la L-503 hasta la presa de Sallente, una carretera para disfrutar de las dos ruedas sin duda. Una vista a 2.200 metros de altura sobre el Parque Nacional de Aigüestortes es lo que ofrece este teleférico. Desde aquí se pueden hacer un sinfín de excursiones para ver los 32 lagos que forman este paraje, por agua que no quede…
Bajando hacia Pobla de Segur se abandona la N-260 para coger la C-13. En este camino encontramos el estanque de Montcortés y su romántico paisaje, que junto a los estanques de Basturs, es el único que no tiene origen glacial en los Pirineos. La idea de hacer noche en Pobla de Segur o Tremp marca una próxima parada.
Pobla de Segur es la segunda población en importancia del Pallars Jussà. Un receso para comer y visitar el conjunto modernista de esta localidad es una buena manera de hacer un receso y hacer un poco de piernas. Es curioso también visitar el Espacio Raier (Almadiero) para conocer la historia de los almadieros y el oficio de transportar las maderas por el río.
Una vez en la C-13 dirección a Tremp, atravesamos el pantano de Sant Antoni, con un entorno majestuoso y buen asfalto para darle gas a la moto. Solo a 13 kilómetros, estaremos en Tremp, que presume de ser territorio fronterizo entre cristianos y sarracenos, aquí se debieron de librar infinitas batallas y los restos de su férrea muralla lo demuestra.
El camino hacia la Conca de Tremp lo disfrutamos a tope, el verde inunda el asfalto y hay que tener cuidado porque se nos puede cruzar un ciervo o un rebeco en cualquier momento. Si queremos una carretera para recordar sólo tenemos que coger la indicación que nos lleva a Vilamitjana. La carretera 1412 B no es amiga de las prisa. Por eso se recuerda mejor€ cada kilómetro por Belfort, Figuerola o Comiols es digno de recordarse.
El recorrido más cómodo nos lleva hasta Camarasa. Siguiendo la C-13 pasamos el pantano de Terradets, que parece más un lago natural que un embalse. Sus aguas son tan tranquilas que reflejan como un espejo la sierra del Montsec. Entre curvas, barrancos y pantanos espectaculares y buen asfalto llegamos a Camarasa. En la cima de su pantano está La Baronia de Sant Oïsme, un pueblecito precioso. Desde la torre de su antiguo castillo, con una figura casi imposible podemos ver una panorámica del pantano espectacular.
Pero todo esto necesita un broche final. Basella es el final perfecto. Buen asfalto y tramo recto para contemplar las panorámicas que se abren a los lados. Esta zona del río Segre tiene dos pantanos, el de Rial y Oliana, hasta llegar al último destino, Basella. Aquí es parada obligatoria el Museo de la Moto, en la misma C-14. Su colección con 200 motos de época, curiosidades y un buen material gráfico y audiovisual para deleite de todos los que nos gusta el mundo de la moto.
- Mapa de la ruta: Por ríos, pantanos y lagos de Lleida
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