La movilidad en las grandes ciudades está viviendo un proceso de transformación en el que las compañías de alquiler de coches con conductor están adquiriendo un papel protagonista. Ya en el mes de junio os hablamos de una nueva compañía que estaba entrando fuerte en este terreno con un peculiar modelo de negocio, algo diferente a Uber y Cabify.
Hablamos de Lyft, una compañía de transporte privado con chófer en la que los coches se distinguen por llevar un enorme bigote rosa en el frontal y que, en lo que se refiere al tipo de servicio, cuenta con conductores particulares que utilizan sus coches para ganar un dinero extra (en Uber los conductores son profesionales)
Aunque su principal mercado es Estados Unidos, donde ya presiona a Uber, Lyft podría extenderse pronto por el resto del mundo y más tras el último paso por la compañía en el que ha recibido 1.000 millones de dólares de financiación por parte de Alphabet, la empresa matriz bajo la que se agrupan todas las divisiones de Google.
Cabe destacar que Alphabet es también uno de los grandes accionistas de Uber, la competencia directa de Lyft, después de haber invertido en la compañía en 2013. Sin embargo, la relación entre Alphabet y Uber no atraviesa su mejor momento después de que las dos empresas lleven compitiendo durante años en el área de los vehículos autónomos.
Tras la buenas cifras del negocio y después de esta millonaria entrada de dinero en la compañía, Lyft está estudiando la posibilidad de empezar a cotizar en Wall Street.
