Lo primero que hay que hacer antes de poner en marcha el coche y accionar los limpiaparabrisas es verter abundante agua sobre la luna delantera y trasera para despejarlas de barro. De lo contrario, se arriesgan a rayar las lunas y, por tanto, a que el “remedio sea peor que la enfermedad”.
A la hora de realizar el lavado del coche para eliminar este fino barrillo conviene retirarlo previamente de la carrocería con una pistola a presión. Aunque cada vez son más cuidadosos con la carrocería, los rodillos siempre resultan más agresivos que un lavado a mano. Además, al arrastrar la suciedad contra la carrocería, es fácil que provoquen pequeñas micro rayaduras que, a medio plazo, se notarán con claridad.
Otros elementos que se pueden ver afectados por la tormenta de barro son los filtros del aire del motor y del habitáculo, sobre todo en aquellos coches que estén aparcados a la intemperie y, por tanto, sufran más sus rigores.
El filtro del aire es el encargado de filtrar las partículas abrasivas que pueda contener el aire que entra en el motor. Un filtro de aire que esté en buen estado, va a garantizar que el aire que entra en el motor sea limpio y que la combustión se produzca en las mejores condiciones, consiguiendo que el consumo y las emisiones contaminantes sean las que indica el fabricante. Es recomendable cambiarlo cada año, pero si el vehículo ha estado sometido a entornos de polvo intenso, es posible que tenga que ser sustituido antes de ese plazo.
Por esta razón, es recomendable que, una vez pasado este episodio climatológico, tan excepcional en sitios como en la propia capital del país, acudir al taller para una revisión de los filtros (en el caso de la cadena Euromaster, totalmente gratuita), que puede evitar males mayores a largo plazo.
En el caso del filtro de habitáculo, la suciedad acaba afectando al flujo de aire dentro del coche. Esto resta eficacia al sistema y no facilita la creación de la atmósfera idónea para conducir, especialmente a las puertas de la primavera, cuando volvemos a poner el aire acondicionado después del largo invierno.
Por lo que respecta al filtro del aire del motor, si está saturado, el rendimiento del motor se verá afectado, lo cual podría derivar en averías, siempre más gravosas para el bolsillo. Esta falta de rendimiento iría acompañada, además, de un aumento de consumo combustible.