De todos es sabido de la necesidad de preservar y cuidar el medio ambiente y, es por ello, que desde el año 1988 se llevan elaborando normativas anticontaminación para minimizar los efectos nocivos para la salud y el medio ambiente producidos por la combustión de los motores diésel y gasolina.
La normativa EURO nace en 1988, pero es en el año 1992 cuando se hace mas restrictiva, obligando a reducir las emisiones de los vehículos a través de medidas especificas como la incorporación de catalizadores, la eliminación del plomo en las gasolinas, la reducción de cilindradas y el aumento del número de marchas en las cajas de cambio; y cuya finalidad no es otra que reducir el régimen del motor y así bajar el consumo y la contaminación.
¿Cuándo se popularizan los filtros antipartículas?
Es en el año 2009 cuando entra en vigor la Normativa EURO 5, centrada en reducir la contaminación emitida por las impurezas de las partículas de los vehículos diésel, las cuales, aunque no son de las más peligrosas, tienen una alta capacidad de entrar en el organismo.
Así las cosas, la aparición de la Normativa EURO 5 obliga a los fabricantes de vehículos a dotarlos de filtros antipartículas. El problema es que el filtro antipartículas de un vehículo diésel tiene «caducidad» y su vida útil va a depender de muchos factores que, unidos entre sí, van a provocar que haya que sustituirlo por otro o, como remedio más barato, su limpieza. Los filtros antipartículas van acumulando en su interior partículas sólidas del humo de la combustión para evitar y minimizar la contaminación.
Nuestro vehículo según marca, modelo y fabricante va a realizar las regeneraciones a un determinado número de kilómetros, siendo generalmente cada 500 kilómetros en algunas marcas y modelos. Ahora bien, en cada regeneración se producen preinyecciones y postinyecciones que provocan la subida de temperatura del filtro antipartículas a unos valores cercanos a los 800ºC, lo que provoca la descomposición de las partículas sólidas y la limpieza del mismo saliendo al exterior el hollín.
Con el paso de los años, las continuas regeneraciones y kilómetros provocan en el filtro antipartículas una saturación interior que finalmente termina por obstruirlo. Como consecuencia el vehículo pueda entrar en fase de emergencia, con la consiguiente pérdida de potencia, momento éste en el que ya tenemos una avería importante.
¿Cuánto cuesta cambiar el filtro de partículas?
Si esto ocurre viene la duda entre sustituir o limpiar el filtro antipartículas. Hay que tener en cuenta que la sustitución del filtro antipartículas por un filtro nuevo es una avería muy cara que puede ir desde los 800 euros a los 3.000 euros dependiendo del vehículo, filtro y marca del mismo.
También hay que destacar, que los vehículos que incorporan el sistema de Reducción Catalítica Selectiva llamado SCR, como incorporan aditivo Adblue o Urea, provoca dentro del catalizador una capa sólida que va a provocar que la limpieza sea casi imposible y en esos casos haya que sustituir el filtro antipartículas por uno nuevo.
Los talleres de reparación de vehículos multimarca siempre ofrecen a los clientes la limpieza del filtro antipartículas, debido a que es una solución menos costosa y en muchos casos es efectiva y duradera. No obstante, en ocasiones, tras una limpieza en bañera por ultrasonidos -es el tipo de limpieza mas efectiva-, el filtro sigue sin realizar su función, de modo finalmente hay que poner un filtro nuevo y original. Esto último es muy importante, ya que existen filtros no originales que dan problemas una vez instalados en los vehículos.
Los concesionarios oficiales también ofrecen limpieza del filtro antes de sustituirlo, pero siempre a elección del cliente, puesto que una vez limpio podría no funcionar y sería necesario sustituirlo por uno nuevo.
En definitiva, como solución a este dilema antes de sustituir el filtro antipartículas por un filtro nuevo se recomienda la limpieza y, en último lugar, sustituirlo por uno nuevo y original. Los costes de limpieza rondan los 200€, incluida la mano de obra por quitar y poner el filtro antipartículas, la limpieza en bañera de ultrasonidos con líquido limpiador y la regeneración forzada con máquina de diagnosis para dejarlo activo y con un funcionamiento correcto.