Mariluz Barreiros, presidenta de la Fundación dedicada a su padre, fue invitada a descubrir la inscripción en el avión, acto celebrado entre los aplausos de los asistentes.
Este acontecimiento ha coincidido también con la convocatoria de la Fundación Eduardo Barreiros para la octava edición del Premio, dedicado a la investigación en el Sector de la Automoción, dotado con 9.000 euros y abierto a investigadores, en solitario o en equipo, sobre diseño tecnológico, seguridad vial, medio ambiente, historia, seguridad, economía o temas afines, con límite de admisión hasta el 28 de febrero. Todo gesto en honor y memoria de Eduardo Barreiros como histórico industrial del Motor es recibido con emoción por cuantos disfrutamos de su amistad y consejo.
Al dedicarle hoy nuestro comentario editorial por la convocatoria de su premio y por el avión con su nombre, cumplimos un deber de gratitud al ejemplo de su vida.